Comandanta Dora María
“En la inmensidad del azul nicaragüense, Dora María es, sin duda, una de sus estrellas más brillantes”, ha escrito la comandanta de la revolución Mónica Baltodano (ahora obligada al exilio), sobre la otra comandanta, la médica e historiadora Dora María Téllez, de 66 años, presa por la acción vengativa de Ortega-Murillo.
El CENIDH que preside (sin sede física, que ha sido intervenida y usurpada por Murillo-Ortega) doña Vilma Núñez y que recibía el último premio DD HH de la APDHE española ha escrito que:
Las presas y presos políticos no son “criminales” ni “delincuentes”. Son los mejores hijos de la patria. Exigimos su libertad inmediata. #LibertadParaLxPresxsPoliticxs
La guerrillera sandinista Dora María Téllez ha sido condenada a 15 años de prisión por “conspiración”.
El fiscal exigió para la historiadora y activista feminista, exministra de Salud, una sentencia firme de 15 años de cárcel, de los que ha ya ha cumplido ocho meses aislada e incomunicada en una celda de la siniestra prisión de El Nuevo Chipote.
La venganza de la pareja Ortega-Murillo deviene de la irreductible posición crítica de la excomandanta, que junto a otras figuras históricas, como el general Hugo Torres o el que fuera vicecanciller Víctor Hugo Tinoco (ambos ahora prisioneros), el escritor y exvicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez (en el exilio), Ernesto Cardenal (fallecido, y perseguido hasta su tumba por la pareja presidencial), o Gioconda Belli, no han claudicado en sus aspiraciones de una Nicaragua en democracia, con apelaciones al sandinismo del que proceden y defienden.
Varias mujeres feministas, de mucha trayectoria en la defensa de los derechos de las mujeres, están también prisioneras, y han denunciado torturas y malos tratos.
En paralelo a los juicios exprés, violatorios de las leyes nicaragüenses, Ortega-Murillo han cerrado doce universidades, entre ellas la Paulo Freire.
La comandanta Dora María, que contribuyó con sus acciones a liberar a presos y presas del somocismo, y aportó a la propia liberación de Nicaragua, ahora está secuestrada por la pareja presidencial: Ella misma lo había estado anunciando:
“En Nicaragua el sistema judicial es un sicariato de los Ortega-Murillo. Un pelotón de fusilamiento judicial y han condenado a más de mil nicaragüenses a la cárcel desde abril de 2018. Han sido torturados, abusados, violados, aislados. Algunos se han muerto o han sido asesinados dentro de las cárceles. La fiscalía y esos jueces no han tenido ningún empacho en fabricar cargos y en condenarlos sin acceso a sus defensores, sin pruebas, sin testigos, sin nada. Estamos completa y absolutamente en la indefensión”.
La pareja presidencial también ha anulado 61 ONG locales y expulsado ONG internacionales (entre ellas, Oxfam y Diakonia), dejando además un enorme vacío sobre todo en el campo de los derechos humanos, o de los derechos de las mujeres. Además de cancelar sus registros legales, sus bienes y recursos han sido usurpados. En paralelo al seudojuicio a Dora María eran también ilegalizadas once universidades, la Paulo Freire entre ellas.
En la espiral de persecución y cancelaciones han caído organizaciones tan disímiles como la asociación de cantautores, o Cáritas y Justicia y Paz de Estelí, o el Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa que dirigía un empresario sandinista.
Es curioso cómo se equivocaron algunas personas supuestamente bienintencionadas que auguraron en algunos medios que el régimen ortega-murillista “ablandaría” sus continuadas persecuciones una vez culminada la penosa reelección para la que eliminaron vía policial y judicial a todas las candidaturas adversas. Avanzaron (¿con qué criterio?) que algunas presas saldrían libres, y se trataría de “mejorar” la imagen sucia de la presidencia con algunos gestos.
Por el contrario, una oleada de juicios exprés están anunciados, los miles de exiliados permanecen expulsados del país, y las presas y presos siguen denunciando las torturas y humillaciones carcelarias... en tanto que varios partidos, por “razones geopolíticas”, miran para otro lado o incluso justifican y aplauden la represión.
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