En respuesta a Alejandro Villa Allande
Querido catedrático de Historia (lo de jubilado sobra, pues siempre será catedrático):
Leí con atención su desahogo publicado en este periódico el día 11 de febrero, en el que hace una auténtica enmienda a la totalidad del PP. Creo, sinceramente, que un catedrático de Historia, y más con la muy convulsa historia que en nuestro país hemos padecido, debería ser más ecuánime y objetivo a la hora de realizar críticas, o, en su caso, repartirlas. Lo cierto es que solo le faltó adornar su impagable columna con un dibujito de Satanás rematado con las siglas de PP en su infernal capa.
Desearía, aunque me temo que no habrá sido así, que en sus años de docencia no se haya mostrado usted tan sectario como transmite la lectura de esta columna, pues, de haberlo sido, habrá contribuido a inocular en la mente de sus alumnos más débiles ese virus de odio que sus comentarios transmiten.
Resulta triste que quienes tienen encomendada la formación de aquellos que, como esponjas, necesitan adquirir los conocimientos para desarrollarse en la vida sean utilizados como meros agentes de transporte de pensamientos sectarios, sin el menor atisbo de autocrítica a las propias convicciones, solo pensando en dañar, cosificar y poner en la diana al adversario.
Qué triste ser usted.
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