"Ya era hora", de qué
Leyendo LA NUEVA ESPAÑA edición digital del pasado 9 de febrero, como pensionista que soy, no pude resistirme a la tentación de contestar a lo que un usuario de la sección de “Cartas al director” exponía en su escrito, titulado “Ya era hora”.
El autor o firmante de la carta en cuestión venía a decirnos a los/as pensionistas que nos quejamos injustamente, refiriéndose a la revalorización de nuestras pensiones para el año 2022, ya que, según él exponía en su escrito, las pensiones de este año, no es que hayan subido solo el 2,5%, tan denostado por algunos pensionistas, sino que incluso era una subida superior al 4%. Y para apoyar su tesis o manera de ver la cosa nos aconsejaba repasar los datos del informe que la Seguridad Social nos acaba de enviar por carta a los pensionistas sobre revalorización de nuestras pensiones.
Leída dicha carta, repasé de nuevo el informe mencionado y pude comprobar con cierto asombro que en él la Seguridad Social nos da como dato de pensión de 2021 el importe de pensión que ya nos había anunciado en enero de dicho año, pero no el dato final de revalorización, fijado finalmente en el 2,5% respecto de la pensión del año 2020. El autor de la carta en cuestión parece que, guiado de lo que la Seguridad Social, involuntariamente o quizás con cierta maldad, nos comunicaba como dato definitivo de revalorización de las pensiones en el 2021; pues, según parece, se puso a hacer cuentas y en el cálculo tomó como base cien de la pensión del 2021 el importe de pensión que se nos había anunciado en el mes de enero de dicho año, cuando la previsión de IPC se fijaba en un 0,9%, y no en la revalorización final o definitiva del 2,5%. Con esos datos, haciendo la comparativa resulta que, si la pensión revalorizada solo al 0,9% se toma como base cien, la resultante para la pensión del 2022, efectivamente, representa más de un 4% de subida tal como él dice, concretamente, justo el 4,1%, pero por qué, pues porque este señor comete el error de olvidarse de que la subida o revalorización del 2022 ha de hacerse tomando como base de cálculo la pensión actualizada del año 2021, con su revalorización final del 2,5%, por eso se nos abonó la diferencia entre el 0,9% inicial y el 2,5% definitivo en una paga de atrasos por importe del 1,6% de diferencia que se nos adeudaba en cómputo anual de nuestras pensiones. Así que ¡menos lobos! La normativa anterior era mala, por eso se pedía una reforma; pero esta, lejos de mejorarnos, nos deja, con perdón, con el culo al aire. Antes no nos subían la pensión, mal hecho, pero la inflación se estaba quieta, incluso algún año en negativo; ahora nos suben un 2,5%, pero la inflación está por las nubes y se lo come todo; y por si fuera poco tienen la maldad a la hora de calcular los tipos de retención por IRPF de agregar al cómputo de la nueva pensión la paga de atrasos del pasado año, con lo cual los tipos de retención que nos aplican nos acaban llevando lo poco que podíamos notar de mejoría en el neto de nuestras pensiones, lo que nos lleva a pensar que esta reforma solo sirvió en beneficio de la Hacienda pública, que va a recaudar más a costa nuestra. Nosotros traeremos algo más de dinero a casa, pero un dinero devaluado con menor poder adquisitivo que el de antes y que, por tanto, nos permite comprar menos cosas. No hay otra. Quien no lo vea así, que se acuerde de Campoamor y sus “Las dos linternas” cuando nos dice eso de: “Nada es verdad ni mentira...”. Pero yo añado que sí parece que hay ciertos intereses en disfrazar la verdad. Cada cual sabrá por qué lo hace. Yo lo expongo tal como lo veo y entiendo.
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