Los socialistas ovetenses homenajean al asesino Indalecio Prieto
Hace días, y en coincidencia con el 60.º aniversario del fallecimiento de Indalecio Prieto en su exilio dorado de México, los socialistas ovetenses, con Wenceslao López y la extodo M.ª Luisa Carcedo a la cabeza, han perpetrado de nuevo un homenaje al asesino Indalecio Prieto en la mismísima plaza del Ayuntamiento de Oviedo. Es decir, un homenaje al mismo socialista, inductor y culpable en octubre de 1934 del intento de golpe de Estado contra el legítimo Gobierno de la República española (en compañía de Esquerra Republicana de Cataluña, qué casualidad); culpable de la muerte de más de 2.000 asturianos (ovetenses la mayoría), clérigos incluidos; culpable de la destrucción de la ciudad de Oviedo, de la Catedral y la Cámara Santa; también destructor de la Universidad de Oviedo, pirómano de miles de libros de su biblioteca, así como receptor en México de grandes cantidades de oro y obras de arte enviadas desde España y pertenecientes al erario del Estado. Su destino nunca se ha conocido. ¿Dónde, y para qué, la muy prostituida “Memoria Histórica”?
En la propia capital mexicana, el mismo asesino Indalecio Prieto hizo una declaración de arrepentimiento, sobradamente conocida por todos: “Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario (se refiere al de Octubre de 1934 en Oviedo). Lo declaro como culpa, como pecado, no como gloria”.
Esta declaración, reitero, está sobradamente documentada por la Historia, y el PSOE (los socialistas ovetenses también) prefiere ignorarla de nuestro calendario por aquello del romanticismo y la revolución, a más de presumir de que Asturias sea la cuna del último capítulo revolucionario de la Europa contemporánea. Esta tragedia, reitero, lejos de un motivo de orgullo, es una razón para la vergüenza y el arrepentimiento. No merece una calle un asesino, y por eso los ovetenses, por fin, hemos conseguido quitarle la calle a Indalecio Prieto.
A todo esto, me cabe el honor de que mi propio padre, José Martín Sánchez, luchó en 1934 contra los golpistas socialistas, en pro del Gobierno de España y en defensa de la ciudad de Oviedo, que, no siendo la suya de nacencia (era de Salamanca), lo fue de corazón y vivencia hasta su fallecimiento. Octubre de 1934 es un trágico acontecimiento en la Historia de España que el Ayuntamiento presidido por el socialista Wenceslao López resucitó en 2015 (por aquello de flirtear con sus socios de Podemos), y para oprobio de nuestras fiestas mateínas, inventándose la “Ruta de la Revolución del 34”, y cuya puesta en escena no reconocía la tragedia inducida por el asesino Indalecio Prieto.
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