Análisis de las elecciones en Castilla y León
Empecemos por dejar claro quiénes han ganado y quiénes han perdido de los partidos principales, porque, aunque parezca de Perogrullo, después de escuchar a unos y otros tras cualquier elección tienes que echar mano de los números para que los discursos de los candidatos no enmascaren los resultados: es obvio que el partido que se lleva el peor batacazo es el PSOE, que había ganado las elecciones en 2019 y que de 35 procuradores que tenía se queda en 28. El segundo partido claramente derrotado es Ciudadanos, que tenía 12 procuradores y se queda en solo 1. El tercer partido perdedor es UP, que tenía 2 procuradores y se queda en 1. El PP gana las elecciones y pasa de 30 a 31 procuradores. Vox obtiene un notable éxito y pasa de 1 a 13 procuradores. Pero una cosa son los resultados electorales y quien gana y quien pierde inmediatamente con ellos y otra cosa muy distinta las consecuencias a medio plazo. Todo el mundo sabe que estas elecciones fueron forzadas por Pablo Casado y su equipo con dos objetivos: el primero, como apuntaban las encuestas, obtener una gran victoria del PP, incluso por mayoría absoluta, que sirviera como primer escalón de Casado en su ascenso hacia la Moncloa; el segundo, apuntalar el liderazgo de Casado ante su cuestionamiento como líder por la competencia mediática, que no tanto ideológica, de Ayuso. ¿Ha conseguido esos dos objetivos el PP? Yo creo que no, porque su victoria ni de lejos es espectacular (repetimos que el PP solo gana un procurador) y porque se ha desprendido de la necesidad del apoyo de Ciudadanos para tener ahora la necesidad del apoyo de Vox, que es exactamente la táctica política que ha consolidado Ayuso en la Comunidad Autónoma de Madrid y a la que se resistía Génova 13. Es obvio que el PP gana las elecciones, pero dudo mucho que Mañueco gane y tengo claro que Casado pierde. Ciudadanos ha cometido errores estratégicos muy graves, desde que Rivera, en vez de pactar con el PSOE, quiso disputar la hegemonía en la derecha al PP, y lo ha pagado caro también en Castilla y León (donde Ciudadanos no estaba en disposición de disputar el Gobierno ni la hegemonía al PP, que lleva gobernando allí 36 años) por dar sus votos y entrar en el Gobierno de Mañueco en vez de hacerlo con el PSOE, el partido ganador en 2019. Vox lo tiene todo a favor, no tiene el desgaste por gobernar que tienen otros y se puede dedicar a su discurso populista, el discurso populista de la ultraderecha que engancha irresponsablemente a tanta gente, en España, en Europa, y en todas partes. Tengan mucho cuidado al analizar de dónde le llegan los votos a Vox porque en Francia cometieron el error de pensar que los votos que iban a parar a la extrema derecha eran casi todos votos de la derecha. No podemos conocer al detalle los trasvases de votos entre partidos en Castilla y León, pero sería un atrevimiento presumir que el crecimiento espectacular de Vox se debe, sobre todo, a un trasvase de votos desde el PP. En Francia acabaron descubriendo que la mayor parte de los votos que hicieron crecer a la extrema derecha eran de jóvenes poco politizados y hasta votos de la izquierda desnortada y/o desencantada, muchos eran votos de los barrios obreros. Al PSOE estas elecciones lo han cogido a contrapié, y los socialistas no ganan para disgustos después del error de la moción de censura en Murcia. Lo que les pasó en Madrid ya fue tremendo. UP tenía dos diputados y se queda solo con uno, pero la debacle es mucho mayor si analizamos los votos perdidos y si tenemos en cuenta que en las elecciones de 2019 Podemos e IU fueron por separado y esta vez fueron juntos. Yo no creo que la injusta campaña contra las declaraciones de Garzón sobre las macrogranjas haya influido demasiado en la pérdida de votos, quizá no se perdieron más precisamente por esas declaraciones, yo pienso que se trata de una clara deriva de esa formación política, que lleva siete batacazos electorales seguidos, hacia el ocaso, porque en UP no ha sido capaces de analizar en qué se están equivocando, no han sido capaces de hacer una autocrítica serena y seria y no han sido capaces de rectificar. Cuanto antes se liquide Unidas Podemos y cuanto antes Yolanda Díaz monte una nueva plataforma electoral más ganará, o menos perderá, la izquierda. Ahora se trata de ver cómo el PP monta un gobierno con Vox después de que Mañueco dijo que no lo haría y después de que Abascal ya ha dicho que piensan entrar en el Gobierno de Castilla y León y que su candidato será el vicepresidente. Si la izquierda española piensa que el PP hará finalmente ascos a gobernar con Vox en Castilla y León, en otras CC AA y en un hipotético gobierno de España es que no conoce este país. Sí es cierto que la derecha civilizada europea hasta ahora ha puesto un cordón sanitario a la ultraderecha en todas partes, pero eso podría cambiar si, por ejemplo, la ultraderecha obtiene un resultado contundente en las elecciones presidenciales francesas que se van a celebrar antes de dos meses. La izquierda debe tener muy claro que la ultraderecha no solo asciende por su discurso populista y por el grosero apoyo que tiene en muchos medios de comunicación, lo hace sobre todo porque Vox, como toda la ultraderecha europea, cabalga a lomos del caballo de los errores de la izquierda. De ahora en adelante la derecha y la ultraderecha serán solo dos formaciones políticas que sumarán mientras las izquierdas se diluyen en multitud de formaciones políticas que no siempre sumarán y que electoralmente restarán. Igual que en Francia.
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