Listas de espera para el otorrino
Son varias las especialidades que tienen listas de espera vergonzosas. Hoy hablaremos de las del otorrino.
No es lo mismo una pérdida de oído (que tiene lo suyo) que unos oídos taponados o que un paciente con vértigo. A este último hay que atenderlo rápido, no puede estar esperando lista alguna, una semana es mucho esperar, meses es delito. Se siente abandonado a su suerte, ya hasta parece que pedir que le atiendan es un favor. El vértigo deja mucha preocupación e incapacidad a quien lo sufre, no pueden seguir así de despreocupados todos ustedes: dirección, gestión, consejería, administraciones, profesionales...
Antiguamente, cuando un enfermo llamaba pidiendo ayuda, se le atendía al menos con la educación y la rapidez esperada; ahora es igual llamar, se les olvida responder con la prontitud adecuada y el resultado esperado. ¿Queda la privada?, ¿para qué la pública? ¿Solo para amistades, familiares e influyentes? Da pena repetirse, pero la realidad de nuestra sanidad pública es peor que imaginártela.
Tengan dignidad los profesionales, los políticos, consejeros, dirección de los hospitales... Y acaben con esas listas de juzgado de guardia. Si para ser atendido hay que ser familiar o acudir a la privada, cerremos el chiringuito público; una atención tardía no es atención.
La dirección del HUCA debe recoger el aviso. Estamos asqueados de sentirnos intrusos cada vez que tenemos que pedir cita presencial, o consejo profesional.
Los especialistas, si están saturados, deben dejarlo constar cada día, tener un número superior al que se le puede atender en tiempo y forma es irresponsabilidad. ¿Por qué el digestivo funciona tan bien a pesar de la saturación, por qué no pueden funcionar igual los demás? ¿Son mejores y más efectivos los del digestivo?
Lo curioso es que pagan el pato los pacientes, no el especialista, como se dice; él no está enfermo y solo atiende los que puede en su horario laboral. Si está desbordado debe exigir más colegas, no el seguir atascado y refunfuñando; así seguirán perdiendo los de siempre: los enfermos.
Tendremos que ir con grabadora en mano para denunciar desatención, a eso nos obligan.
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