Un divorcio anunciado
A pesar de que Casado ha decidido cerrar la crisis archivando el "expediente Ayuso", lo cierto es que ya no hay quien evite un divorcio que se venía anunciando desde hace tiempo y que podría terminar con la carrera política de ambos, salvo que de este disparate emerja la figura de la presidenta de la Comunidad de Madrid, eventual ganadora de esta extraña e incomprensible contienda que se está produciendo en el seno del Partido Popular.
Es muy difícil de entender las razones que han podido motivar este desaguisado, porque los argumentos esgrimidos por ambos lados son débiles e insuficientes, pero Casado ha preferido enterrar el hacha sin dar ni pedir más explicaciones, una postura que le permitirá a Ayuso respirar y prepararse para la siguiente batalla, porque la guerra no ha terminado y ahora resulta imposible vaticinar su final.
Lo que sí se puede decir, sin ambages, es que la separación de Casado y Ayuso es un divorcio en toda regla que le va a restar muchos puntos al principal partido de la oposición, del que podrán salir beneficiados los pescadores en este río revuelto en el que se ha convertido la política.
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