Isabel y Pablo, tanto monta o no monta tanto
Esta situación se vislumbraba devenir y no la solventaron ni en el tiempo, ni en el fondo, ni en la forma, tanto por parte del presidente y secretario general del PP como por la líder popular gobernante de la Comunidad de Madrid.
España no necesita un presidente del Gobierno incapaz de solucionar problemas, ya tenemos uno, inoperante ante un conflicto interno y pretencioso al creer que con el aireo mediático desaparecería milagrosamente.
Casado no debe hacer un punto y aparte, es necesario y obligado que haga un punto y final o de larga temporada -aún es joven- en su gestión ante el PP. Debería dar paso a un congreso extraordinario para elegir un nuevo líder y, repito, hacerse a un lado, aunque me temo que no pasará del punto y seguido.
Ayuso tampoco es digna de encomio alguno por más que se crea ungida por sus huestes, le ha costado demasiado tiempo dar las pertinentes y necesarias explicaciones. Su futuro está en situación de entredicho, tal vez a la espera de las próximas elecciones madrileñas.
Seguramente no hay química, y algo más, entre estas dos personas, pero eso no es óbice para que su comportamiento, escasamente juicioso, salpique la política nacional.
Los del gallinero y el gallo que escapó por una ventana, no hace tanto tiempo, que no cacareen tanto. Les reto a que presenten públicamente los contratos de compras realizadas durante la pandemia por el gabinete del ministro Illa, igual que los ha mostrado la Comunidad de Madrid. Eso se llama transparencia, no deben convertir esos contratos en "secreto de Estado para tapar y ocultar todo lo que no les interesa".
El PP debe gobernar cuanto antes España, otra legislatura con el inquilinato que tenemos en la Moncloa y sus acólitos, realquilados y por la periferia, llevaría a España al mayor desastre que ha tenido en su historia, tanto de orden económico, como territorial, como democrático. Para ese trascendente menester el PP necesita un líder con raciocinio, identidad y capacidad. ¡Los tiene!
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