Normas perjudiciales para el buen ejercicio de la caza
No se entiende bien, se da la paradoja de que mientras en gran parte de los ejecutivos públicos de las diversas comunidades autónomas de España la caza está considerada como una eficaz herramienta de gestión de recursos naturales, ampliada su visión en orden a una fuerte y eficaz promoción que hacen de una actividad que les genera renta, empleo, protección y defensa del medio ambiente, desde el Gobierno central se fomenta la idea contradictoria u opuesta, promoviendo normas de naturaleza regresiva con opciones a introducir penalidades que dificulten cazar a un millón de cazadores españoles como forma de aumentarles las dificultades de su práctica de modo que sean la causa de un progresivo distanciamiento que provoque su abandono definitivo.
No solo se trata de prohibir la caza sin más. Y ya está. Se hace, y no pasa nada; es lo que aseveran sus detractores. Pero sí que pasará. Tendrá desastrosas consecuencias. Esto no es un ejercicio especulativo; es una posibilidad cada día más probable. Y es que la ceguera del animalismo y el ecologismo sectario en razón a la caza no tienen fronteras. Conviene informar a "navegantes" que desmontar todo el diverso, extenso y compuesto mundo cinegético español no será tarea fácil para nadie. La caza responderá en bloque, no quedará de brazos cruzados o caídos, dispone de medios para defenderse; es un amplio colectivo con el corporativismo muy avanzado, en vías de consolidarse, al que no cuidar su voto y, por deriva, el del familiar más cercano, y algún que otro unido, supone la posibilidad de tener que soportar efectos colaterales no deseados. No sabemos si alguien responsable del actual Ejecutivo es consciente de lo que está haciendo, si está enterado(a) de lo que se juega y de lo que su negativa actitud para con el buen ejercicio de la caza supone de perjudicial para la sociedad española en su conjunto.
Pero nada de esto les mueve a considerar, no parece importarles. Lo que de verdad les anima y regocija es prohibir la caza, ese es el objetivo único, lo demás no cuenta. Carecen de elementos de juicio positivo para justificarse. No tienen alternativas que ofrecer para poner a la caza en cuestión, cuando menos, no las han dado a conocer con datos objetivos. Lo que argumentan tiene todo el componente de ser una manipulación de la verdad destinada a desprestigiar al sector de la cinegética, en lo que supone un ataque a su buen reconocimiento y aceptación por la sociedad. Si alguien, por profundo desprecio, toma la decisión de prohibirla, no dejará de tener consecuencias directas y muy relevantes.
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