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El amor en los tiempos de la mentira

27 de Febrero del 2022 - Charo Vázquez (Oviedo)

Me acabo de dar cuenta de que este año se me había olvidado enviar la carta sobre el amor, en letras grandes, que envío cada año a la prensa. Me pregunto si es que ya no hay amor alrededor, si es que nos hemos olvidado de decirles a los que queremos y amamos que sigue siendo así a pesar de la extraña coyuntura de existencia en la que nos hallamos.

El amor a los otros se demuestra con nuestras acciones, nuestras palabras y nuestros gestos en el día a día; me temo que estos últimos dos largos años es más duro compartir ese amor porque no hacemos más que pensar, meditar y preguntarle a Dios: ¿por qué a nosotros nos "regalas" estos últimos dos larguísimos años?

Quizás nos merecemos este castigo, no sé; seguimos con nuestras mentes y nuestras vidas paradas en el lío en el que los políticos, las causas internacionales, el calentamiento global, el cambio climático, el afanarse en tapar el sol de "Guillermo Puertas", el repetir lo que ya pasó con los judíos, el experimentar en sus cuerpos y sus mentes y el mundo se calló y no hizo nada, igual que ahora. Supongo que el miedo paraliza hasta los buenos sentimientos y el corazón se endurece. Es un virus "políticamente correcto", que ataca cuando se le dice, desaparece cuando toca y vuelve a la vida con fuerza cuando el BOE español le obliga a actuar de nuevo. Los políticos amorales, ladinos, mentirosos y corruptos, han hundido en el miedo a muchos, del que jamás se recuperarán.

Creo que este "misterio del virus inteligente" nos ha trastocado el alma y nos ha robado el sentimiento de compasión por los demás. Muchas personas se lo han creído a pies juntillas, otras no. Muchos saben-sabemos que los muertos se cuentan según interese a algunos, porque no quieren perder el control sobre la masa de "población creyente", que se "papa" absolutamente todo lo que los medios "ad hoc" televisan día tras día en los dos años que llevamos con esto.

Pero la verdad nunca, nunca queda oculta, ya lo decía el Evangelio, pues Dios está siempre en la evaluación del amor y se ve en estas citas del Evangelio:

1. "Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa" (San Mateo 5,13-16).

2. "El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá" (San Pablo a los Corintios 13, 1-13).

3. "En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis. En verdad os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a mí lo hicisteis" (San Mateo 25, 35-45).

La vida cristiana también participa y es vida de enamorado. Me agradaría mucho que la Iglesia de Dios y el Papa Francisco ya hubieran dicho algo más que: "Hemos de ser solidarios, vacunarse es un acto de amor", y dijeran lo que piensan sobre este asunto de la pandemia, me temo que Jesús ya lo habría hecho y no quedaría ni un solo comerciante en el templo, vendiendo "humo en viales" y "trolas por doquier". Nada de lo que está pasando debe quedar sin un castigo, médicos, sanitarios, administrativos que hayan alterado los números, y nosotros, que miramos para otro lado, seguro que con buena intención, ni las muertes de todos esos ancianos que murieron solos, sin nadie que los velara en esos últimos momentos en la tierra, pues no haber dicho toda, toda la verdad en cada momento tiene que llevar una penitencia añadida, aunque los que no contaron la verdad la llevarán siempre en su alma.

Todo este lío se va a traducir en una vida de mentira, llena de miedo a morir cuando no debería ser así, ni vivir con pavor al futuro. Muchas personas llevan una vida triste y alejada de los demás, porque algunos se han alejado por muchos motivos, por estar inoculado, por no estarlo, por discusiones familiares por ello, malentendidos entre compañeros, amistades, vecinos.

Imagino que, como Dios va a tener la última palabra, nos pondrá a cada uno en nuestro lugar. Desde allí hemos de lidiar con la eternidad que nos hayamos labrado. Dios lo sabe todo, y conoce todo sobre ciertos personajes, como Fauci, sus enfermedades infecciosas y sus kakunas; Bill Gates, que no obligó a vacunar a sus hijos; Elon Musk y sus palabras de conexión con un cerebro universal que guarda cada pensamiento de cada persona, gracias a su compañía Neuralink, les invito a que busquen sus trabajos con monos a los que "obliga" a hacer ciertas cosas a través del control mental a través de chips. También está en esta lista Rafael Yuste, que como ya relaté en otra carta, lleva mapeando el cerebro humano bastantes años.

Creo que ese control, ese "Gran Reinicio", del que se ha estado hablando tanto en estos últimos dos años, es ese gran cambio que nosotros, los hombres y las mujeres de bien, es decir, todas las personas, debemos tomarlo en serio, pues, de otra forma, la humanidad está abocada a su desaparición. A veces cambiar implica morir, según estos gurús que nos quieren cambiar la forma de vida. Las élites llevan años diciendo que no somos dignos de vivir, por eso se toman tan en serio esta inoculación generalizada. Recuerden que, con la kakuna o sin ella, siempre seremos libres y siempre decidiremos lo que queramos, es por esta razón por la cual Dios nos ha hecho libres.

Y ahora sigo con el tema con el que había empezado, el amor, pues si amamos y somos dignos de ser amados y lo creemos firmemente, el amor siempre estará, como decía la canción, "Love is all around", el amor siempre está cerca, solo tenemos que reconocerlo en las pequeñas cosas del día a día, intentando exprimir la vida.

Les deseo una semana de las de "alto standing" en el amor, plena de alegría y mente positiva. ¡Paz y bien, pásenlo bien y pórtense bien, recuerden! ¡Hala, con Dios!

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