Una injusta e intolerable invasión
La impunidad con la que Rusia está invadiendo Ucrania y la pasividad del resto del mundo, que está asistiendo gratuitamente y puntualmente al espectáculo que nos ofrecen los medios de comunicación, nos tendrían que hacer pensar qué es lo que está fallando para que no se hayan podido establecer mecanismos que impidan atrocidades como la que se está cometiendo en el país magiar.
Viendo las imágenes que nos están llegando de un país que está siendo invadido y que está luchando desesperadamente por defenderse ante la manifiesta superioridad de los agresores, uno se pregunta por qué la comunidad internacional permite tamaños atropellos.
El gran problema que se puede derivar de esta injusta, intolerable y devastadora invasión no es solo la ocupación por la fuerza de las armas de un territorio, sino también, y muy especialmente, los estragos devastadores que afectan a la población del país invadido, tanto por el innumerable número de víctimas como por el de los millones de refugiados que tienen que salir huyendo para encontrar acomodo en los países de acogida e iniciar una nueva vida.
Es demasiado importante el daño que esta masacre está generando en suelo ucraniano y son tantos los efectos colaterales que va a causar como para que nos miremos en el espejo del país invadido, para que nos pongamos en su lugar y para que nos cuestionemos qué es lo que está fallando para que no se puedan detener agresiones de esta naturaleza.
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