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Julio el del Rey Pelayo y Chema el de La Mar del Medio

4 de Marzo del 2022 - Tatiana García Sánchez (Luarca)

Dígame usted, José María González Díaz, cómo limpiar la memoria de Julio el del Rey Pelayo, cervecería que inauguró en 1977, después de transformar aquel sótano en el gran Mesón Rey Pelayo decorado por el artista Urrusti y por el que pasó no Woody Allen, pero sí todo Oviedo, donde él tanto trabajó, donde él recibía con los brazos abiertos a todos sus amigos, a toda la familia, a todos sus clientes... y donde seguramente a usted le cayó más de una invitación. Julio era un hombre muy apreciado, con muchos amigos de todas clases, juerguista y muy grande. Era un personaje, con sus luces y sus sombras... amigo de Fina la de la tienda de Juan el de Esperanzona, querido en la plaza de abastos, donde todos los días iba a comprar la mercancía. Donde Julio estaba... siempre se pasaba muy bien. Esa novela negra que se inventa usted, de navajas, ajustes de cuentas, moñas y nocturnidad, dice mucho de su cerebro literario. Julio solo estaba comprando a las 12 de la mañana en el Fontán como siempre para su negocio, cuando un hombre y él entraron en discusión, con tanta violencia que Julio, al igual que el otro hombre, se pelearon... mala suerte el resultado. Pero Julio hizo frente allí mismo a lo que ocurrió, llamó a las autoridades y él pagó su deuda tanto económica como con cárcel hasta quedar totalmente satisfecha. Chema el de La Mar del Medio, en los años ochenta y algo... la movida se instaló en la calle Mon. Heavies, rockers, pijos, hippies, yonkis llenaban la calle.... que, según usted, eran 200 presos invitados por Julio para darse importancia... Que cómico es usted. Los bares de moda cambiaron a otros lugares y allí quedaron los yonkis y maleantes. Los hosteleros de la zona, como Julio, sobrevivían como podían haciendo frente a esa crisis monumental... idéntica a la que vivieron en la zona antigua de Avilés o Gijón, por desgracia. Aun así, Julio siguió varios años más al frente con la esperanza de que nuestra querida calle Mon se saneara y jamás se achicó a la hora de sacar del local a lo que él creía gentuza en ese momento... y bien sabe que digo verdad, Chema el gaitero... también le diré que, siendo yo superviviente de aquella época, Julio nada tuvo que ver con drogas ni con delincuencia, al contrario. De todo esto, Chema, que yo, la hija de Julio, y en nombre de toda nuestra familia, cambie para siempre su apodo por el de Chema el Presumido... que borra la memoria para colgarse la medalla de salvador de la calle Mon... ¡¡¡¡a toro pasado, encima!!!! Calumniar es un delito que podría traer sanción económica y cárcel, don José, pero yo sí pienso en su familia y de esta se ha librado.

En memoria de Julio García Sierra, el del Rey Pelayo, mi padre.

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