Agradecimiento y oportunismo
En éste mi último escrito para este diario de LA NUEVA ESPAÑA, por razones de edad (89 años) y de precaria salud, quisiera hacer una breve reseña como testimonio de agradecimiento a todos aquellos que de una u otra forma han prestado su apoyo a los diversos actos que con carácter benéfico y altruista inicié –dicho con todo modestia– hace ahora más de treinta años y de los que este periódico y otros medios afines se hicieron eco a lo largo de estos años.
Con ello pongo fina una larga trayectoria que, como bien menciona el ya fallecido corresponsal de este diario en Langreo y radiofonista, redactor jefe y jefe de programas durante años de Radio Nacional de España en Langreo, Manuel López González, en el opúsculo titulado «Trayectoria vital de un langreano ejemplar», ocupó una parcela importante de mi vida. El mencionado opúsculo fue escrito –al margen de las reseñas biográficas– con un fin determinado, del que no haré comentarios por su resultado negativo y malintencionado por parte de alguno con abuso de poder e influencia desmedida. Al margen del agradecimiento testimoniado, en especial a Manuel López, a quien expresé mi más sincero agradecimiento en su día, persona ejemplar, a la que me sentí muy unido, a la vez que orgulloso de haber tenido como noble amigo, por lo que dice de mi persona en el opúsculo ya reseñado, así como por la sensibilidad que él mismo supo reflejar en todo momento con actos de solidaridad y de persona de bien. He de decir que tuve que afrontar situaciones difíciles por parte de personajes sin escrúpulos, que no contentos con poner obstáculos y zancadillas se aprovecharon –con fines políticos por parte de algún miembro del Partido Socialista en algún caso– de las buenas intenciones de los actos que pretendía conseguir de manera totalmente desinteresada por mi parte a favor del pueblo langreano, y de manera más concreta del pueblo felguerino. Gentes que son movidas por ocultos intereses y ávidos de protagonismo y falsa apariencia, así como con desmedidas apetencias y ambiciones no confesadas, carentes de toda responsabilidad ética y que solamente merecen el mayor desprecio y desconsideración por sus comportamientos tan faltos de sensibilidad y respeto, usurpadores y aprovechados de ideas ajenas y del trabajo de los demás. Como bien dice el dicho en clara alusión a uno de los sentimientos negativos más extendidos entre los seres humanos, «el envidioso sufre más que el envidiado», y así es, en efecto, pues al primero le mueven oscuros deseos y al segundo, pese a sufrir las consecuencias de la envidia, le mueven nobles ideas que compensan sobradamente las consecuencias de tan perverso sentimiento. Con todo, esto me ha dado ánimo para no decaer y continuar adelante en la consecución de nuevos logros.
Pero como se suele decir, «no hay mal que por bien no venga», diré que llevo residiendo en Gijón dieciocho años y que enterados los organizadores del programa «Bravo asturianísimo», teniendo como finalidad el reconocimiento de entidades y personas que han destacado por sus valores sociales y humanos, y que dirige el conocido y apreciado Sr. Gonzalo Mieres, junto con su equipo de colaboradores, decidieron llevar a cabo un homenaje a mi favor en el teatro Jovellanos de Gijón. El acto de reconocimiento en mi honor se celebró el día 27 de febrero de 2005, con gran éxito de público y en donde recibí diversos obsequios, destacando el patrocinado por el Ayuntamiento de Gijón, así como el del Canal 10 TV y el del teatro Jovellanos; obras en bronce, esculpidas en relieve, con alegorías sobre Gijón.
Testimoniar, por último, mi más sincero agradecimiento a todos los que han prestado su apoyo y reconocimiento a mi labor desarrollada a lo largo de estos años, entre los que incluyo a este diario de LA NUEVA ESPAÑA, y expresar mi ausencia de resentimiento hacia aquellos que tantos inconvenientes y oposición pusieron para conseguir sus propósitos desmedidos y que tanto daño moral provocaron. Finalizo pues con este último escrito entre la satisfacción de los logros conseguidos y el desengaño por oscuros afanes ajenos, mi larga trayectoria.
Baldomero Montejo Martín
Gijón
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo