El cura comunista de la Corrada y el cura franquista de Avilés
Es 3 de marzo en Avilés, y dos realidades se encuentran; por un lado, la presentación del exsacerdote Jorge Martínez y el fallecimiento del sacerdote D. Ángel Garralda García. Podía parecer el triunfo de la izquierda sobre la derecha, pero de nuevo volvemos a observar que la tortilla ha dado la vuelta.
Con mucha pena presencié la presentación del libro de Jorge, no llegábamos a cincuenta personas, y si quitamos a familiares, amigos y organizadores, dudo que fuéramos una decena los asistentes dado que la mayoría eran feligreses de Llaranes. Algo no me cuadra, porque a la presentación de la autobiografía de este hombre que fue cura obrero, repartió las obras de Karl Marx, Camilo Torres, Mao Zedong entre los jóvenes de Soto del Barco en tiempos del franquismo, que supo vivir como obrero de lunes a sábado dedicándose los domingos a su parroquia, y que organizó grupos de debate político.
Introdujo los pensamientos liberales en la parroquia ayudado de tres hermanas javieranas de reconocida militancia comunista como fueron Mercedes Gou, Isabel González y Enriqueta Torres, un hombre que nos habló del sexo, de que la mujer tenía derecho a ser sacerdote, a tener la última palabra sobre su vientre y a no dejarse pisar, un hombre que defendía el final de la vida sin dolor aplaudiendo la eutanasia, el empleo de psicotrópicos para casos graves; en definitiva, un cura que rompía moldes. En una parroquia de gente acomodada y mayoría de derechas se ganó a la juventud con sus ideas frescas, nuevas, revolucionarias.
Por desgracia le echaron de la parroquia y del país, unos dicen que el Gobierno, otros que el Arzobispo, cada cual ha contado la historia según le ha ido en ello. Hubo personas que también desde la Corrada pidieron su cabeza pues nos les gustaba que la parroquia se hubiera convertido en un cortijo comunista y llegaron a decir de todo sobre él. Hubo acusaciones incluso de abusos hacia chicas de la parroquia, algo que jamás fue probado. Don Jorge se fue por ser fiel a sus ideales, es cierto que nunca guardó el celibato, pues él siempre se reconoció como José María Murias, Toño Ruiz y tantos curas asturianos: sacerdotes a favor del matrimonio y pro celibato opcional. Unos lo han vivido y viven de forma discreta, otros como Jorge nunca se avergonzaron de ser humanos, sentir y amar.
Hubo quien dijo que se fue para América por dejar embarazada a una monja, aquello fue una verdad a medias, hoy aquella monja es su esposa a la que todos queremos y apreciamos. Si hubiera más curas como Jorge yo pienso que otro gallo nos cantaría, pero está claro que aquello no ha sido valorado y lo hemos perdido. Mientras en la presentación del libro la persona más joven rondaba los sesenta años, al volver hacia el coche me encontré con un grupo numeroso de chavales jóvenes que se dirigían a San Nicolás de Bari para reunirse con otros jóvenes cofrades para preparar la capilla ardiente de Garralda. Está claro que la Iglesia vuelve a ser de derechas.
Solo hay que ver los sacerdotes ordenados en las últimas décadas, todos de negro, de nuevo sotanas, incienso, casullas barrocas... ¿Qué queda de los curas obreros, de izquierdas que estaban junto a los proletarios y nos hablaban de cosas más de aquí abajo y menos de allá arriba? Los cristianos de base estamos en peligro de extinción, y curas de esta opción quedan cuatro, muy ancianos y enfermos. Dentro de diez años no habrá ni quien celebre la misa de Gaspar García Laviana, ni habrá absoluciones colectivas, ni tejido social ni nada. Nos ha vuelto a ganar la derecha, la obra de Garralda tiene relevo, la nuestra por desgracia se muere. ¡No entiendo qué hemos hecho mal! Solo espero que pronto la tortilla vuelva a dar la vuelta. Gracias, Jorge, por habernos enseñado lo que entonces estaba prohibido, por predicarnos un pensamiento nuevo y romper esquemas. Quizás hoy pueda parecer que tu vida, tu apuesta, tu estilo de sacerdocio ha fracasado; más estoy segura que algún día se reconocerá.
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