Algunos parece que tienen parado el reloj en 1936
Hoy podría hacer uso una vez más de esta sección que LA NUEVA ESPAÑA nos ofrece a los lectores para criticar o quejarme como otras veces de cuantas cosas uno ve que van mal en nuestro país, como pudieran ser decisiones políticas erróneas en perjuicio de todos los ciudadanos; mal funcionamiento de nuestra sanidad pública, con listas de espera desesperantes; alto porcentaje de paro, que lleva a nuestros jóvenes a verse en la necesidad de emigrar; ciertas pensiones de miseria, que obligan a miles de ciudadanos a vivir casi en la indigencia; el alto número de personas obligadas a verse en la indigencia malviviendo en la calle sin techo, durmiendo a la intemperie en pleno invierno, etcétera. Pero, a la vista de lo que de pronto se les vino encima a Ucrania y a los ucranianos, la tentación de quejarme de nuestra situación y lo que nos pasa, comparado con lo de esa pobre gente, hace que me olvide de lo nuestro y solo pueda pensar en el drama de esa gente.
Ya sé que las tendencias y sentimientos políticos son variopintos, y que cada uno tiene los que tiene, y hay que respetarlos. Dado que yo entiendo que los sentimientos o tendencias políticas nunca deben compararse ni confundirse como sentimientos de pasión y lealtad al equipo de fútbol de preferencia de cada cual, es por lo que no puedo entender que haya entre nosotros tantas personas que vean justificada la postura del señor Putin y lo que está haciendo, incluso que alguno diga que este señor está haciendo lo que le obligaron a hacer. Muy mal informado debo estar. Que yo sepa, nadie fue a Rusia a disparar un solo tiro, lo que estamos viendo es todo lo contrario: un poderoso ejército bombardeando y masacrando a una población indefensa. Sin pretender tener razón al respecto, solo se me ocurre decirles que “quien empieza una pelea o contienda pierde toda la razón”. Si este señor era bien visto por tantos ciudadanos en nuestro país, pienso que ahora deberían reflexionar sobre lo que está pasando. ¿Pensarían igual si eso nos lo hicieran a nosotros y a nuestro país? Algún necio seguro que habría seguido negándose a dar el brazo a torcer, pero creo que serían los menos. Aunque nunca se sabe, pues parece que para algunos en nuestro país el reloj y el tiempo se pararon en 1936.
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