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Invasión de Ucrania. Guerra en Europa

7 de Marzo del 2022 - Sergio Cayado (oviedo)

Soy un anónimo padre de familia que observa con tristeza y también miedo cómo un tirano siembra el terror. La autocracia rusa quiere imponer “desmilitarización” y “desnazificación” a la democracia ucraniana, las amenazas rusas no fueron suficientes, ahora necesitan del terror y de la crueldad para doblegar e imponerse a un país soberano, libre y legítimo democráticamente con total desprecio y en clara violación del Derecho Internacional.

Al tirano lo juzgará la Historia, pero a mí no me juzgará nadie, porque lo veo desde la distancia y no hago nada. Qué pensarán mis hijos porque su padre quedó impasible ante semejante latrocinio.

La Carta de Naciones Unidas establece en su art. 4 “la prohibición del uso o amenaza de la fuerza armada con el fin de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”; su art. 51 excepciona el precepto anterior estableciendo el derecho a la legítima defensa frente a un ataque armado.

Vladímir Putin invade y ocupa Europa porque tiene miedo, no porque seamos una potencia nuclear, sino por algo peor para él, porque somos una potencia democrática. Dice Antony Beevor que la violencia nace del miedo, y el mandatario ruso tiene más miedo a nuestras democracias que a nuestras armas nucleares. Quiere evitar que los ciudadanos rusos se miren en el espejo de la democracia, que les permitirá tener garantizados sus derechos y libertades, elegir a sus políticos e impedir a sus gobernantes asesinar a periodistas y opositores.

El presidente ruso es un autócrata, un sátrapa y un sociópata con nostalgia imperialista. Ha diseñado esta operación premeditadamente, planificando una clásica guerra relámpago, toda una Blitzkrieg de libro, pero estamos en el siglo XXI y los estrategas rusos han subestimado al enemigo, sus tiempos y sus circunstancias.

1. Han subestimado la firmeza y heroicidad de la resistencia ucraniana, Volodímir Zelenski es un líder que está con su gente bajo fuego enemigo, no un tirano asilado a miles de kilómetros.

2. Han subestimado el poder de la información e imágenes en tiempo real.

3. Han subestimado el poder de las redes sociales, con independencia de cuál sea el desenlace de la guerra, la victoria en Twitter y Facebook es ya para Ucrania sin duda.

4. Han subestimado la reacción internacional de todos los líderes mundiales, que les han impuesto las mayores sanciones económicas de la Historia.

5. Y lo más importante: han subestimado al individuo como tal, motivo por el cual debemos movilizarnos y participar en la campaña de donación que promueve el Gobierno ucraniano para sus Fuerzas Armadas, inferiores en medios y número.

Podemos quedarnos quietos para no alimentar aún más el conflicto, podemos sujetar a David, para que Goliat lo remate cuanto antes, o podemos ayudar financieramente con nuestras donaciones para que David tenga alguna posibilidad de reacción frente a la superioridad de Goliat.

La Historia nos ha demostrado que las batallas se libran en los campos de batalla, pero también en los mercados de capitales; participemos todos y permitamos a Ucrania obtener los ingresos suficientes para financiar la contienda militar. Somos 440 millones de europeos, y más de 7.900 millones en el mundo. No es una cuestión de ideologías ni de partidos, es una cuestión de personas que rechazan esta invasión y somos aplastante mayoría. No queremos que una minoría rusa imponga una guerra, no queremos que se repitan las consecuencias de las viejas tiranías de Europa. Somos gente de paz, pero, desgraciadamente, a veces la violencia es la única forma de garantizar la supervivencia; fue la violencia la que nos libró de los fascismos que asolaron a Europa y es la violencia (si la diplomacia no lo consigue antes) la que decidirá esta guerra.

La Duma está formada por menos de 400 rusos, pero el pueblo ruso lo conforman más de 144 millones de personas, que en su mayoría no quieren participar en la guerra. El pueblo ruso está sometido por una minoría política a la que temen y no han elegido. Movilicemos al pueblo ruso y al resto del mundo. Que los políticos vean que los individuos juntos por la paz son más poderosos que los estados.

Termino con una frase de Erich Hartmann: “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de viejos que se conocen y se odian pero no se matan”.

Que nunca más una minoría política imponga el terror a sus ciudadanos para que se enfrenten. Somos multitud, estamos unidos y conectados por internet, nuestra capacidad de convocatoria y reacción no tiene límites.

Hoy todos somos Ucrania, permitámonos sumar. Movilicémonos. Donemos.

Firmado: Un ciudadano europeo.

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