La Nueva España » Cartas de los lectores » Tribuna » Hacer pedagogía: entender a Putin

Hacer pedagogía: entender a Putin

8 de Marzo del 2022 - Alberto Villanueva Arandojo

Putin esta exactamente donde pensaba que podía estar

En la madruga del pasado 24 de febrero de 2022 el orden mundial unipolar post Guerra Fría terminó de saltar definitivamente por los aires. La base de las relaciones geopolíticas internacionales establecidas para el periodo histórico 1991-2022, caracterizado por la preeminencia y omnipotencia de Estados Unidos, y por extensión del orden liberal mundial, terminó de dar sus últimos estertores.

En general desde Occidente, salvando unas cuantas y honrosas excepciones, casi siempre exmilitares en la reserva, no estamos entendiendo la magnitud del desafío, ni de las implicaciones, que esta situación presenta. Desde nuestra clase política se esta vendiendo un relato de los acontecimientos difícilmente asimilable por una mente racional, más aun cuando para la UE a pesar de todos los actos y de la retórica empleada sigue importando diariamente unos 600 millones de euros en gas natural –de ellos, 200 para Alemania–, sin tener en cuenta factores sin los cuales es imposible entender la coyuntura actual y, por tanto, dar una respuesta racional al desafío que supone:

1. Los términos en los que se está moviendo Rusia no pertenecen al ámbito de las relaciones internacionales, la diplomacia, o las relaciones económicas. Pertenecen al ámbito de cómo entiende Rusia, o más bien cómo entiende Putin, la seguridad estratégica. En la rueda de prensa del 23 de diciembre de 2021 Putin dejó meridianamente claro que el ámbito en el que hay que analizar la coyuntura actual es la seguridad estratégica, y esta, desde su punto de vista, en el cual describe hasta cinco fases de ampliación que vulneraban todos los acuerdos que iniciaron el periodo 1991-2022, implicaba que la OTAN no se expandiese ni un centímetro más hacia al Este. Sin entender esto resulta imposible aproximarse a los objetivos que busca Putin en Ucrania.

En Europa, que no en EE UU, vamos a tener que buscar en otra parte, y a precio de oro, lo que hasta ahora comprábamos en Rusia. Este contexto penaliza primero a Ucrania, luego a Rusia, y luego a Europa, y beneficia en parte a EE UU y, fundamentalmente, a China

2. Lo anterior significa implícitamente neutralizar –léase ocupar o destruir–, por los medios que sean precisos, a cualquier posible candidato a dicha entrada, lo que incluye el empleo de armas tácticas nucleares o termobáricas si es preciso, o incluso si es conveniente. Esto supone la destrucción sistemática de ciudades y no necesariamente su ocupación convencional o control. Los precedentes de Grozni y Alepo no son alentadores; Mariupol y Karkhov no invitan al optimismo. Estamos ante una situación clara de Real Politik. Cabe preguntarse qué haremos desde Occidente si Putin decide emplear armas nucleares sobre Ucrania. O más bien qué les vamos a decir a los ucranianos en esa coyuntura. Si la situación se estanca por el suministro occidental de medios convencionales de defensa a Ucrania, el empleo de medios nucleares por parte de Rusia no es en absoluto imposible. Como explicó Putin a Macron, el planteamiento radica en conseguir unos objetivos de seguridad claros y definidos por la guerra, o por la diplomacia. Efectivamente, lo peor está por llegar.

3. Una vez que no se ha conseguido un colapso rápido del Estado ucraniano el objetivo es la destrucción del Estado. Neutralizar Ucrania. La planificación de una destrucción sistemática de Ucrania tiene por objeto generar el mayor flujo posible de refugiados hacia Europa: manejar hasta cinco millones de refugiados se antoja difícil, manejar hasta cuarenta millones se antoja imposible. A modo de comparación, en 2015 el flujo migratorio proveniente de Siria se sitúo en unas 800.000 personas y ya excedió la capacidad de los socios comunitarios. Es aquí donde la amenaza o el uso de armas nucleares adquiere sentido como forma de desestabilizar, con un flujo inmanejable de refugiados, a la UE.

4. Las sanciones económicas seguramente no van a tener un efecto significativo –o al menos no lo van a tener lo suficientemente rápido– y van a dañar fundamentalmente a la economía europea, y de manera significativa. En un Estado plagado de millonarios, que en 2021 tenía 8.846 de renta per cápita, y donde Moscú era una de las ciudades más caras del mundo, no parece que la retirada de capitales extranjeros y de marcas de lujo afecte a la inmensa mayoría de la población rusa. Y un impago en la deuda externa acumulada afecta directamente a la banca europea, particularmente a la italiana.

5. Rusia –aunque también Ucrania– exporta materias primas; y existe un Estado dispuesto a comprar, a precio de saldo, aquello que hasta ahora se exportaba hacia Occidente beneficiándose además en el proceso. Los acuerdos de pago establecidos entre Rusia y China ya no están denominados, además, en dólares. Mientras tanto en Europa, que no en Estados Unidos, vamos a tener que buscar en otra parte, y a precio de oro, lo que hasta ahora comprábamos en Rusia. Nuestros agricultores, ganaderos y conserveros ya lo están sufriendo. Este contexto penaliza primero a Ucrania, luego a Rusia, y luego a Europa, y beneficia en parte a Estados Unidos y, fundamentalmente, a China. Europa va hacia un escenario de inflación de costes elevados que se va a prolongar en el tiempo mientras que otros actores verán disminuidos sus costes de producción y serán aún más competitivos. Los intereses de EE UU y la UE tampoco van exactamente de la mano en este caso. Todo esto pone de manifiesto una vez más la necesidad de una verdadera integración europea en el campo de la Seguridad y la Defensa.

6. Rusia no está perdiendo militarmente la guerra, pero no la está ganando con rapidez. Convencionalmente las fuerzas armadas ucranianas no están en condiciones de oponerse a las fuerzas convencionales rusas, pero si desde Occidente escalamos el conflicto dando soporte abierto a Ucrania, como parece que estamos haciendo, la situación puede comenzar a salirse de control: cuantas más armas occidentales lleguen a Ucrania y más dura sea la defensa mayor será la posibilidad del empleo de armas nucleares por parte de Rusia.

7. Todo parece indicar que Putin, y eso contextualiza sus declaraciones de los últimos dos meses, era perfectamente consciente de que se podía llegar a la situación actual y lo que es peor: asumía el riesgo que implicaba. Si podía obtener sus objetivos en una acción militar rápida y sin casi bajas, mejor. Pero ya no estamos en ese escenario. ¿Alguien se ha planteado en la UE o en la OTAN qué hacemos si Rusia decide emplear a modo de ejemplo armas nucleares tácticas en Lvov? ¿O si decide emplear armas termobáricas contra un punto de defensa en Kiev? ¿Qué les vamos a decir a los ucranianos?

Desde Occidente tenemos que entender las implicaciones y el marco de referencia en que nos estamos moviendo en la actualidad o corremos un riesgo cierto de entrar en una espiral que podría conducir a una guerra nuclear abierta.

Cartas

Número de cartas: 45057

Número de cartas en Abril: 73

Tribunas

Número de tribunas: 2033

Número de tribunas en Abril: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador