La rehabilitación del kiosco del Bombé
Si me preguntaran por un caso señero de las consecuencias negativas de la asfixia burocrática e incluso la negligencia y la dejadez de las administraciones públicas, sin duda diría que el kiosco del Bombé era un perfecto ejemplo. Durante siete largos años, según salía de mi casa, veía la dañada estructura rodeada de andamios corroídos y una tapia infame, un recordatorio recurrente del marasmo burocrático, los interminables trámites que no llevan a ningún sitio, en fin, un chute matinal depresivo. Afortunadamente, todo eso toca a su fin. Toco madera para que la rehabilitación se desarrolle sin contratiempos. Debería servir como ejemplo para cambiar las cosas, porque este es un caso sangrante, pero estoy seguro de que existen multitud de casos menos mediáticos que, en el anonimato, siguen embarrancados en el mismo sargazo administrativo que padeció esta estructura.
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