Opción USA / Rusia en Ucrania

La manoseada guerra de Ucrania que se nos presenta a diario es, en realidad, una confrontación USA / URSS, disfrazada de conflicto Rusa / Ucrania, que se trata de derivar pertinazmente a Rusia / UE, a través de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y en suelo europeo, siguiendo la vieja costumbre norteamericana de evadir los conflictos “en su propia casa”. Las cosas aparecen meridianamente claras cuando se estudian con rigor y objetividad, y al margen de viejos clichés y consideraciones ideológicas oportunistas. Si el lector tiene menos de 30 años, le recomiendo que pregunte a su padre o a su abuelo sobre quiénes voceaban en la década de los ochenta consignas como: “OTAN, no. Bases fuera” / “¿Nucleares? No, gracias”. Si no le es posible hacer eso, consultar en las hemerotecas, que para eso las conservan los periódicos. Se puede anticipar que eran los mismos que hoy quieren enfrentarnos tenazmente con Rusia, tras habernos hechos socios de la OTAN, por intereses yanquis silenciados.

Para examinar el conflicto, nada más clarificador que la clásica pregunta: Cui prodest?, ¿a quién aprovecha?, que se recomienda en ámbitos forenses desde el Imperio romano.

Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-45), que causó casi veinte millones de muertos, se constituyó por USA la OTAN en 1949, con buena parte de los países libres occidentales. Como respuesta lógica, la URSS, en 1955, fundó el Pacto de Varsovia (P. V.), con Rusia, Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, República Popular Alemana y Rumanía.

El principio de disolución de la URSS se inició con la caída del Muro de Berlín (1989) y la liberación de Alemania Oriental (1990), a lo que siguió el fin del Pacto de Varsovia (1991). En 1999 se produjeron posteriores trasvases a la OTAN de Chequia, Hungría y Polonia. En el 2004, lo hicieron también Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia. En el 2009 se añadieron Albania y Croacia. Con esto queda claro que la disolución del P. V. fue progresiva desde los tiempos de Kruschev. Téngase en cuenta que la fuerza militar del Pacto de Varsovia reunía más de seis millones de soldados, sesenta y cinco mil blindados, quince mil aviones, dos mil buques de guerra y una poderosa panoplia de armas nucleares de alto alcance. Entre tanto, la OTAN permanece y crece espectacularmente. Este es el panorama objetivo que sin duda preocupa a Rusia.

Volvamos a la pregunta anterior: ¿a quién aprovecha el actual conflicto, hoy localizado en Ucrania?: a los ucranianos, que lo padecen en directo, nada.

A los rusos les supone un complicado intento de recomponer algo, la vieja URSS; les dificulta seriamente sus relaciones internacionales, y ahoga su comercio exterior, con la consiguiente reducción de la cotización del rublo.

A la UE le implica recibir reiteradas series de inmigrantes; grave aumento de los costos de la energía, con repercusión negativa en sus exportaciones, y un serio riesgo de conflicto armado en su propio suelo.

Para USA, sin ningún compromiso de acogida de inmigrantes ucranianos, implica más poder político; incremento espectacular del precio de sus productos petrolíferos, que exportará con mayor facilidad, y reducción de la competencia comercial en el mercado internacional.

China verá justamente recompensada sus prudentes relaciones exteriores.

¿Algo más que añadir? Sí, los antecedentes históricos: desde mediados del siglo IX -es decir, hace casi 1.300 años-, una serie de incursiones vikingas, procedentes de Noruega y Dinamarca, arrasaron las costas atlánticas. Otra corriente similar, de origen sueco, pasó a los lagos del norte de Europa, bajó por el Dniéper y se instaló firmemente en Kiev y alrededores, fundando la región de Ucrania. Los “rusos” se denominan así por referencia al conde Rus, ucraniano de origen sueco. Como es sabido, Ucrania fue siempre apreciada como el granero de Rusia y alivió a USA de sus crisis de trigo en más de una ocasión. Con la disolución de la URSS, hace unos treinta años, Ucrania se liberó de Rusia tras el compromiso de no integrarse en la UE ni en la OTAN. ¿Está claro?: ustedes dictaminarán ahora con su buen criterio. Yo no soy abogado de Putin. Sinceramente, tampoco me fascina USA, tras sus aventuras en Corea, Vietnam, Kuwait y Afganistán; sus intervenciones en África y especialmente el recuerdo de nuestra guerra de Cuba, en la que se nos arrebató arteramente Puerto Rico, Filipinas, Marianas y Carolinas por la avidez del presidente McKinley, de quien muchos españoles nunca han oído hablar. Así nos luce el pelo. Ahora USA corteja con Maduro para nutrirse del petróleo de Venezuela. Fascinante.