Ataques a la Iglesia Católica
Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Publica y Propaganda del Gobierno nazi de Hitler, propugnaba que una falsedad repetida insistentemente acaba siendo aceptada como verdad por un amplio sector de la población.
Últimamente la Iglesia Católica está siendo atacada con falsedades, medias verdades e insinuaciones que, al ser sistemáticamente repetidas, acaban siendo aceptadas como verdades por muchos.
Sin ir más lejos, en LA NUEVA ESPAÑA del 7 de febrero, Joaquín Rábago publicó un artículo titulado “El miedo de la Iglesia. Los recelos de la cúpula eclesial a investigar los abusos a menores”, en el cual, a base de diversos interrogantes, insinúa que los casos de abusos sexuales de sacerdotes y religiosos a menores son decenas de miles.
He aquí sus interrogantes: “¿De qué tiene miedo nuestra Iglesia? ¿Teme acaso que ese cerca de un millar de casos de abusos sexuales a cargo de religiosos conocidos sean solo la punta del iceberg, como suponemos muchos? ¿Temen que sean en realidad decenas de miles los menores de los que sus tutores abusaron, aprovechando cobarde y arteramente su posición de autoridad?”.
Ciertamente el hecho de que un sacerdote o un religioso haya abusado de un niño o de una persona vulnerable es un crimen horrendo, del que Jesús dijo que a ese canalla “más le valiera que le ataran al cuello una rueda de molino y lo arrojaran al fondo del mar”. (Mc 17,2). A esos miserables hay que desenmascararlos, juzgarlos y que cumplan íntegra la pena. Me produce un gran dolor e irritación que compañeros que deberían ser señales del amor de Dios destrocen la vida de inocentes. Por eso, todas las medidas que se tomen para la protección de los niños deben ser una prioridad absoluta.
Afortunadamente, en Asturias se ha dado solo un caso documentado y juzgado: el Papa ha expulsado del sacerdocio al autor y actualmente se encuentra encarcelado. Y, según manifestó el 7 de febrero en los pasillos de la Junta General de Principado de Asturias la fiscal superior Esther Fernández, la Fiscalía del Principado no tiene abiertas actualmente diligencias contra religiosos.
Lo que no entiendo es que se pretenda crear en el Congreso una comisión para investigar únicamente los casos de pederastia en la Iglesia, que en España son únicamente el 0,2% del total, y no se extienda el 99,8% restante, vinculados a la familia, a los centros educativos públicos y laicos, al ejercicio del tiempo libre y al deporte.
Sumario: En respuesta a las insinuaciones sobre los abusos a menores y las inmatriculaciones en la Iglesia
Destacado: Afortunadamente, en Asturias se ha dado solo un caso documentado y juzgado: el Papa ha expulsado del sacerdocio al autor y actualmente se encuentra encarcelado, y hoy no hay diligencias abiertas contra religiosos
Otra de las insinuaciones se refiere a las inmatriculaciones realizadas por la Iglesia, de las que dice: “La Iglesia, digámoslo claramente, se ha quedado con miles de bienes que no eran suyos, actuación que no solo condenan nuestras leyes, sino también ese Evangelio que tanto predican. ¡Como si no tuviera suficiente la Iglesia con todo lo que ya posee”.
Quisiera decirle a Joaquín Rábago que esa afirmación de que “la Iglesia se ha quedado con bienes que no eran suyos” es una calumnia, que también condenan nuestras leyes.
Una comisión mixta formada por el Gobierno y la Conferencia Episcopal verificó la auditoría realizada por el Gobierno que dio por buenas las 34.961 propiedades “inmatriculadas” por la Iglesia entre 1998 y 2015, desglosadas en dos categorías: 20.014 templos y locales vinculados a ellos, y 14.947 locales, parcelas en polígonos, solares, cementerios y fincas rústicas.
La auditoría del Gobierno no encontró irregularidad alguna en la inscripción de las propiedades, pero la Conferencia Episcopal, en un ejercicio de transparencia, revisó una por una todas las propiedades “inmatriculadas” y comunicó al Gobierno que “el análisis realizado ha revelado un conjunto de bienes -1.138 en total- que la Iglesia considera que pertenecen a un tercero o no le consta su titularidad sobre ellos”.
¡Nada pues de que la Iglesia tenga que devolver bienes de los que se hubiera apoderado ilegítimamente!
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