Un soñador para un pueblo

Hace unos días un alto cargo socialista me preguntó: tú ¿siempre te llevaste mal con el Partido? Respondí que en política yo sólo me llevaba mal con la indecencia, el abandono, la incompetencia… Y esa es la realidad, la única realidad.

En política no vale todo, la política ha de estar destinada a favorecer al pueblo, a mejorar su vida, a consensuar, a no imponer y, por supuesto, a no robar ni pelear ni insultar. Lo que está sucediendo estos días dentro del PSOE no me asombra en absoluto, supe que sucedería durante la fase más dura de la pandemia. Muchos de ustedes saben que desde hace años intento favorecer mejoras en la sanidad pública y en aquellos momentos redoblé esfuerzos. Al ser el consejero de Sanidad absolutamente impermeable a todo lo que se proponía, a protocolos impecables, etcétera, acudí al señor presidente. El silencio fue la respuesta. Creo que no le gustó nada a su jefe de gabinete, él a mí me es indiferente, pero ha demostrado ser un mal “consejero” en muchos temas. Como la oficialidad era impermeable, me dediqué a llamar a lo que denominaremos “vieja guardia”. Les pedía dijesen algo, intentasen poner un poco de cordura a cosas que yo no veía bien. Fue inútil, nada hicieron al respecto. Supe, como he dicho, que no era cansancio, ni desinterés, ni vejez, era desear el fracaso del contrario. Llenan nuestros oídos con frases de “somos una familia”, “ahora todos a una”, etcétera, referidas a los Congresos que se están celebrando en las diferentes Agrupaciones Socialistas asturianas, y no es verdad: no somos familia, no somos amigos, simplemente estamos apuntados a un mismo club. Y de esa hipocresía terrible nace todo el mal de los partidos políticos. Ahora, algunos que no decían nada, algunos que guardaron silencio relamiéndose, salen a la palestra a presentar batalla, se han abierto los abanicos de cuchillos, las puñaladas entre “la familia” son notables y notorias. Y no me gusta ni lo entiendo. No se abre el abanico de cuchillos cuando previamente se guardó silencio. Es evidente que estoy a favor de los procesos democráticos en todos los partidos, pero no así, no después de los silencios, no después de que EL PUEBLO ASTURIANO lo esté pasando “de a kilo”, dicho coloquialmente. Ni a ganadores ni a vencedores he escuchado una palabra sobre la terrible realidad que nos asola. Ni una sola palabra, y quien está en una formación política debería decirla, crítica o no contra su propio Gobierno, pero debería decirla. Hoy he llamado para pedir combustible para la calefacción: NO HAY DESCUENTO de 20 céntimos para el combustible. CARBURANTE: Mezcla de hidrocarburos que se emplea como combustible en los motores de combustión interna. COMBUSTIBLE: Leña, carbón, petróleo, etcétera, que se usa en las cocinas, chimeneas, hornos, fraguas y máquinas cuyo agente es el fuego. El significado de las palabras es fundamental, y esto mismo ya lo habíamos hablado mi proveedor de petróleo y yo cuando se anunció esa rebaja. Así que no podremos encender las calderas, ni las calefacciones eléctricas, y la leña sube cada día. Eso sí: lo de la descarbonización suena muy bien y los bonos de CO2 siguen haciendo millonarios. ¿Han escuchado hablar de esto o de algún problema real a cualquiera de los candidatos en las diferentes agrupaciones? Yo no. Vamos a ganar las próximas elecciones, los que están ahora son lo peor… Escucho eso, pero la pregunta auténticamente fundamental es: ¿en virtud de qué eliges entre una opción u otra si no sabes qué quieren cambiar, qué van a hacer? Los partidos políticos se crean, se supone, a beneficio DEL PUEBLO. Los partidos políticos viven DE LO QUE LES PAGA EL PUEBLO, con las cuotas no da ni para un café. ¿Cómo se sirve al pueblo si no dices qué quieres cambiar dentro de tu propia formación o qué es lo que pretendes hacer, mejorar? Desconozco en función de qué se vota, pero al PUEBLO no lo representan, o no lo deberían representar, un grupo de ciudadanos que se enfrentan en una elección interna, ganan, pierden, pero luego todos a las órdenes del que ganó. El sentido común está ausente de todo esto.

Ensenada y Villasanta hay muchos. Esquilache, no lo sé, pero al pueblo le hacen falta soñadores con los pies en la tierra que traigan luz, orden, concierto y eficacia aunque les cueste el desprecio. El odio no sólo es mal consejero, el odio es enemigo de la razón y cómplice de los males que achacas a otros. Y el odio es, casi siempre, de cobardes. Si todo cambia para que todo siga igual, cambiando sólo a los actores, es un total fracaso. ¿Alguien se imagina a los candidatos americanos, franceses, etcétera, del mismo partido haciendo lo que he descrito? Es necesario ser demócratas de verdad, y cuesta trabajo que se entienda. Si yo mandase algo, lo primero para poder presentarse a lo que sea -en este caso, unas primarias- sería una biografía de cada candidato, de cada lista; pero no se pide y luego pasan las cosas que pasan.

Hoy, la luz está a precio de oro, pero, como he dicho, de eso nadie habla…