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A San Francisco de Sales

4 de Febrero del 2009 - José Manuel Fueyo Méndez (aviles)

Pasados unos días de la fiesta del patrono de los periodistas, el 24 de enero, se le ocurre a un servidor dirigirle unas plegarias a San Francisco de Sales, a ver si él intercede para que el panorama mediático nacional, que, como tantos otros, puede calificarse de manifiestamente mejorable, eleve un poco su nivel.

Concédenos, pues, San Francisco, profesionales de la información que sean de verdad conscientes del muy relevante papel que juegan en la sociedad. Que de verdad entiendan que pueden prestar una gran ayuda, educando en valores, especialmente a las generaciones más jóvenes, pero que no pierdan de vista que también pueden contribuir al deterioro de muchas personas, si transmiten contravalores.

Concédenos, santo patrono, medios de comunicación más objetivos, menos partidistas, más fieles a la verdad. Que no pretendan gobernar ellos al Gobierno de turno, ni siquiera a la oposición, como ha ocurrido y sigue ocurriendo con algún medio estos últimos años. Y viceversa, danos gobernantes que no pretendan manejar los medios a su servicio, que no concedan licencias solamente a empresarios de la comunicación afines a ellos, que no pretendan cerrar medios de comunicación que sean críticos con ellos, como ocurrió también desgraciadamente alguna vez en nuestro país, en nuestra región y hasta en nuestro municipio.

Concédenos unos medios menos obsesionados con las audiencias, que les otorguen la importancia debida a las noticias, dedicándoles más tiempo a las más importantes y menos a las secundarias. Resultan especialmente vergonzosos episodios como el ocurrido el pasado día 16 de enero: al mediodía de dicha jornada todas las cadenas televisivas nacionales suspendieron momentáneamente sus programas para dar a conocer la dimisión de un presidente de un equipo de fútbol. Por muchos aficionados que haya al balompié, y servidor se cuenta entre ellos, el fútbol no deja de ser un juego en el que, como decía aquel, veintidós personas corren en pantalón corto por un campo detrás de un balón. ¡Tiene bemoles que cada medianoche tres de las cuatro grandes cadenas radiofónicas le dediquen al fútbol un programa de más de una hora de duración! ¡Líbranos de esta plaga, Francisco!

Concédenos asimismo unos medios que no se metan en las intimidades de la gente, ni de los famososos, ni de los ciudadanos anónimos. A los famosos que no los «marquen» tan de cerca y a los menos famosos que no nos den cancha para hacer el papelón en la pequeña pantalla, ya sean jovenzuelos en «Gran hermano», granjeros que buscan esposa o parejas que acuden a solucionar sus diferencias al «Diario de Patricia» de turno.

¡Qué menos que pedir igualmente unos medios que cumplan rigurosamente la ley, por ejemplo en materia de publicidad! Porque parece que actualmente todas las cadenas televisivas están infringiendo la normativa vigente, incluyendo más minutos de publicidad de los legalmente establecidos.

A los periodistas de información religiosa otórgales, San Francisco, mayor rigor y claridad conceptual, para que no vuelvan a confundir misas con homilías, ni cuenten que reyes o políticos presiden celebraciones eucarísticas. No te olvides del columnista de este periódico Javier Morán. Hace días, el hombre se lanzó a una piscina de escasas aguas, afirmando que un determinado día monseñor Osoro se había confundido de Evangelio. Días después el señor Morán reconocía su error, pero, quizá por no dar del todo su brazo a torcer, se permitía afirmar que el 80 por ciento de los curas nos habíamos confundido ese día de Evangelio. ¿Tendrá este hombre micrófonos escondidos en las casi mil parroquias asturianas? Piensa el errado que todos vamos a caer en su error. Pues no, oiga, le apuesto una cena a que el 80 por ciento de los curas no ha incurrido en tal confusión. Los medios de comunicación de nuestra Iglesia tampoco andan muy sobrados, querido Francisco. A ver si este año nos traes una cadena COPE menos obsesionada por competir con las demás cadenas, con profesionales que no sucumban a la tentación de recurrir al insulto y al desprecio a las personas. Y, por cierto, a ver si consigues que desaparezca eso que llaman «tarjeta Cope Card», uno de tantos inventos que pretenden «casar» a una pareja incompatible.

A ver si les das también un empujoncito, Francisco, a los medios de comunicación diocesanos, que tienden a ser demasiado oficialistas y poco plurales, especialmente al madrileño «Alfa» y «Omega», por aquello de que llega a toda España los jueves, a través del «ABC». Convénceles de que no es menester que sean más papistas que Benedicto, ni más rouquistas que Rouco.

Y, en fin, a los usuarios danos discernimiento para «digerir» correctamente los medios de comunicación. Danos espíritu crítico para distinguir los temas principales de los secundarios, para contrastar las noticias, para no quedarnos con la última copla que nos quieran vender. Que no caigamos en el error de escuchar o leer un único medio o varios de la misma «cuerda». La pluralidad nos conducirá mejor a la verdad. Amén.

José Manuel Fueyo Méndez, párroco de Nuestra Señora de Covadonga

Oviedo

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