Un abuelo ejemplar
Para un nieto hablar de su abuelo implica palabras de elogio, gratitud y cariño. Desde niño siempre escuché sus consejos como palabras de sabiduría, reconocimiento y admiración. Cada frase que pronunciaba expresaba una paz y una tranquilidad que cualquiera que lo conocía puede dar fe de ello.
Siempre tenía un buen gesto para todos, siempre reservaba una sonrisa de esperanza para los momentos difíciles, siempre tenía paciencia ante la adversidad y valentía ante la enfermedad. Su dedicación como padre y esposo durante casi 91 años era una grandísima devoción y como abuelo llenaba de bondad y de cariño en todo momento mi corazón.
La característica más destacada de la personalidad de mi abuelo fue sin duda, a mi parecer, su religiosidad. Siempre fue un hombre decidido y profundamente religioso y más especialmente cristiano y católico. Recuerdo también como si fuera ayer lo buen agricultor que era, con él descubrí y viví la pasión que tenía por los árboles frutales, especialmente los manzanos. Junto a ello, la dedicación por la huerta era otra de sus grandes aficiones.
Como nieto, siento con gran orgullo y alegría que mi abuelo ha sido uno de los pilares más importantes de mi familia y protagonista imborrable de mi infancia, adolescencia y juventud.
Tu recuerdo en mi vida será infinito tanto en la Tierra como en el cielo.
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