Pudientes y menesterosos
No cabe duda de que todos, en mayor o menor grado, somos viajeros que nos movemos de un lado a otro como, yendo para aquí y para allá, andando, en bicicleta, en patinete, en moto, en coche, en barco, en avión, en carro, en burro, a caballo o en cualquier otro medio de transporte, pero no en todos los casos lo hacemos con el mismo grado de comodidad.
Está claro que, andando, en bici o en patinete, no podemos llegar muy lejos, que en moto peligra nuestra integridad y que son el coche, el barco, el tren y el avión la mejor manera de recorrer grandes distancias. Y de entre todos me inclino por el tren o el avión, siendo este último el que llega antes y, por tanto, el de mi preferencia. Lo que no quiere decir que pueda viajar en preferente, por razones obvias.
En cuanto a la comodidad, mencionada anteriormente, no entiendo muy bien lo de turista y preferente, porque turistas somos todos. Podemos viajar en preferente, en primera, o en cualquier otra clase privilegiada, pero no me parece apropiada la denominación. Supongo que han eliminado lo de primera y segunda, por sus connotaciones, pero creo que deberían currárselo más para encontrar otra manera de distinguir a los quieren o pueden pagar más de los que no quieren o no pueden.
Reconozco que no tiene fácil solución, porque cualquier término que empleemos puede resultar peyorativo, por lo que, si tuviera que elegir alguno, diría, simplemente, pudientes y menesterosos. Es un decir.
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