El chiringuito de Gabino
El tirón electoral de Gabino de Lorenzo en Asturias quedó meridianamente claro y puesto de manifiesto en las anteriores generales. Insuficiente para ganar. Por mucho que Aréstegui, Fernández Pardo y la compaña luchen por mantener las posaderas pegadas a sus respectivas sillas presidenciales, me da la sensación de que ni un milagro podría seguir sustentándolos. Las razones políticas son bien sencillas y todas parten del apoyo manifestado a la concejala impuesta por Gabino.
Isabel Pérez-Espinosa es poco conocida en otros ámbitos políticos distintos del de Oviedo, lo que representa para ella un hándicap inicial muy significativo. Además, en la zona centro, cualquier nombre procedente de las filas de Gabino de Lorenzo, probablemente, no vaya a ser bien acogido. Ni Avilés ni Gijón, ciudades en las que, en su conjunto, se gana o se pierden las autonómicas, al margen del resto de Asturias, por simple razón matemática, van a colocar en la Presidencia del Principado a alguien que presumiblemente va a actuar al mandato de Gabino en contra de Avilés y Gijón. Este extremo ya quedó de manifiesto cuando Aréstegui, aunque después replegó velas, se alió con el alcalde de Oviedo para que el centro cultural Oscar Niemeyer se instalara en el monte Naranco. Esto en Avilés no se olvida, igual que en Gijón no perdonan los ataques lanzados desde Oviedo, algunos cargados de una ordinariez impropia de cualquier persona, a la Laboral y al superpuerto.
Por si el argumento expuesto fuera débil, como añadido, quiero decir que el PP asturiano lleva sin tocar poder ejecutivo muchos años y otra debacle como las pasadas sería insoportable, lo que haría caer de sus puestos a todos los que mantienen la alternativa de Pérez-Espinosa. Este análisis muy somero pero real lo conocen perfectamente en Madrid, por eso la dilatación en el nombramiento a la espera de que Gabino y compañía entren en razón sobre la idoneidad de Álvarez-Cascos como líder del PP asturiano. Además, Rajoy quiere conquistar esta plaza, lo que le vendría muy bien cara a las generales y a una más que probable mayoría absoluta que le permitiría gobernar sin sobresaltos la próxima y asegurar la siguiente legislatura.
Con todo este absurdo tinglado lo único que demuestran los líderes regionales del PP es que les importa mucho más mantenerse en los puestos que ganar las elecciones. Además, el órdago lanzado por Gabino a Rajoy no puede quedar impune por mucho que el gallego se empeñe en ocultarlo. Tal parece que el PP asturiano es el chiringuito del alcalde de Oviedo.
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