La montera picona
Los asturianos cuando tomamos un culete podemos decir «ta buena la sidrina», pero nunca nos acercamos a una barra diciendo póngame «una sidrina», como suelen hacer los foráneos. En un bar de los lagos de Covadonga coincidí un día con un grupo que deliberaba lo que iba a tomar, y cuando se decidió por la sidra, pidió unas copitas de sidra; está claro que no eran descendientes de Pelayo. Igual que los que piden en alguno de nuestros restaurantes una fabada asturiana.
Tampoco puedo olvidar aquel pregón del Festival de la Sidra en Nava que pronunció Luis del Olmo vestido con un impoluto traje blanco desde el balcón de la Casa Consistorial y mientras tomaba un culete en espaciados sorbinos nos recordaba que entre otras disquisiciones de la sidra se podía decir «ye de pescu». Tampoco tenía por qué saber lo que era «un piescu».
En el programa de Buenafuente me quedé perpleja cuando el presidente de Cantabria quiso promocionar la Fiesta de las Piraguas, lo cual es muy de agradecer, pero cuando ofreció una picona se le notó que no conocía nuestra forma de hablar. Un asturiano nunca le llama picona a una montera, nosotros decimos montera picona o simplemente montera. La picona a secas ye otra cosa.
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