Pasado o futuro, ¿cuestión de fe?
Francisco Álvarez-Cascos representa para muchos jóvenes afiliados del Partido Popular como yo una figura destacada del pasado político asturiano y nacional. Una figura crucial tan brillante como eficaz en los momentos que quedaron atrás, y un gestor del que tomar lo mejor para aplicarlo en el futuro como hará, no lo dudo, Isabel Pérez-Espinosa.
Los partidarios de la vuelta al pasado con Cascos como candidato en Asturias nos aportan como principal argumento su innegable experiencia, ocultando su talante polémico y su capacidad de movilizar a los votantes de izquierdas, y su inquebrantable fe en que arrasará en las urnas. Una fe que comparte el grupo que promueve tal candidatura, y que ni siquiera encabeza su candidato, y que no observo en el ánimo de la sociedad, y mucho menos en la juventud asturiana.
Isabel Pérez-Espinosa representa aire fresco y capacidad de gestión, tiene experiencia en todos los estamentos de la política regional y es capaz de transmitir a todos los asturianos lo verdaderamente importante, el proyecto del Partido Popular para nuestra región. Merece la oportunidad de que nuestros conciudadanos la conozcan y la juzguen por quién es y por lo que representa, las ideas de todos los que creemos con firmeza en la necesaria renovación de los órganos de gobierno autonómicos.
El pasado de Francisco Álvarez-Cascos es una losa con la que ni puede ni debe cargar el proyecto popular para el Principado. Nuestro proyecto para Asturias, las reformas necesarias, el desmantelamiento de los chiringuitos que esquilman la región, el cambio en la gestión que pide a gritos la sociedad que nos rodea no pueden quedar solapados tras polémicas sobre el carácter doberman del candidato popular, o cualquier otra cicatriz del pasado guerrero de D. Francisco.
Asturias necesita y pide un cambio, un cambio para mirar hacia delante con la mejor gestión, el mejor proyecto y las mejores personas. Ofrecerles como alternativa al desgastado Areces un rostro del pasado, con respeto pero no necesariamente cariño de todos los nuestros, y odiado por todos en las otras orillas del pensamiento político, es dar argumentos a los indecisos que piensen que más vale lo malo por conocer que lo pésimo conocido.
Creo firmemente, como muchos compañeros asturianos, que Isabel Pérez- Espinosa puede ganar el futuro de Asturias con la bandera popular. Creo que don Francisco podría ser un apoyo magnífico para la candidata prestando apoyo y consejo, abandonando su posición silente y consentidora con el acoso que sufren los dirigentes legítimamente elegidos por los congresos locales y regionales. Creo sinceramente que podría ser un gran apoyo, pero está permitiendo que le conviertan en un obstáculo.
Ese obstáculo no dificulta, además, que Isabel Pérez-Espinosa sea la candidata del Partido Popular en Asturias, porque no cabe otra opción, así lo deseamos la mayoría de afiliados y así ha sido acreditado por nuestros legítimos representantes, elegidos democráticamente en el fuero interno del partido. No cabe otra opción que el respeto, desde Madrid, a la opinión mayoritaria de los afiliados asturianos sobre qué es lo mejor para la sociedad en la que vivimos.
Por eso pediría, modestamente, a Francisco Álvarez-Cascos que hable claro. Que respalde al partido que fundó y sostuvo, que sea valiente y respalde a una candidata que nos representa a todos, y que sabrá representar los intereses de todos los asturianos, militantes populares o no, en la carrera hacia un gobierno que necesita un cambio orientado obligatoriamente al futuro, y nunca hacia el pasado.
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