Coches clásicos, expertos y listillos
Es de agradecer el interés que LA NUEVA ESPAÑA muestra por la historia del automóvil en Asturias dedicándole la última página del sábado 18 de septiembre a... una réplica. Una buena réplica, es cierto, del Benz del marqués de Vista Alegre, que habrá despertado el interés de aficionados y curiosos que desconocen las joyas originales que se conservan aún en la región; los auténticos Oviedo-1 y Oviedo-19, por ejemplo, los guarda y conserva mi padre a sus expensas, sin apoyo ni interés de prensa o instituciones.
El señor Fidalgo, quien firma el artículo, desconoce que la matrícula O-1 la alternaba el conde de la Vega del Sella entre tres vehículos, de los que en Asturias conserva Ignacio Quirós Estremera el Parhard Levassor de 1895 con su motor Daimler-Benz, único en el mundo, y el O-19, un Waltham Orient de 1898. No me extraña que el periodista no mencione este dato si como parece le ha asesorado Fernando de la Hoz, insigne experto en la materia que comenzó su ascendente carrera trepando por los muros de la finca de Ignacio Quirós en el Cabo Peñas, para fotografiarse con la mejor colección de vehículos clásicos de Europa y darse a conocer así en las revistas del ramo como gran conocedor de lo que tanto ignora.
La mayor parte de la colección de mi padre se pudrió en la finca, víctima del desinterés de las instituciones a las que había presentado su proyecto de fundar un museo de coches antiguos en Asturias. El museo habría figurado, sin duda, entre los mejores del mundo por cantidad y calidad de las piezas, por la abundante documentación histórica y por los conocimientos de Ignacio Quirós, a quien siguen reconociendo y consultando como experto los mejores coleccionistas.
Siga el señor De la Hoz exponiendo réplicas y originales (pocos) mezclados con híbridos, que es el camino del éxito seguro. Sigan inaugurándose cuevas-imagen, museos vacíos, centros de interpretación de la madreña, etcétera; dinero hay, el que no se ha querido invertir en joyas únicas como el Tabularium, el Etnográfico de Grandas o la Colección de Quirós, que sólo interesan fuera de Asturias. Al final habrá quien sepa valorar desde fuera lo que aquí tanto se desprecia, y los asturianos podrán ir a conocer su patrimonio a Cataluña o al extranjero, adonde irán luego nuestros sagaces gobernantes a hacerse la foto.
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