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Carta al Rector de la Universidad de Oviedo

3 de Junio del 2022 - Víctor Rodríguez Fernández

Sr. Rector de la Universidad de Oviedo:

La experiencia que dan los años me obliga a saber que, desafortunadamente, los cargos y las responsabilidades que los mismos conllevan no siempre se corresponden con los conocimientos y merecimientos de las personas que los ejercen. Es por esto que desde el respeto que la institución que usted representa me merece, me permito el atrevimiento de hacer algunas puntualizaciones a sus reiteradas manifestaciones en la prensa regional relativas a la Escuela de Ingenieros de Minas, Energía y Materiales de Oviedo.

1.º Sobre la pretendida independencia o autonomía de la Universidad.

Esta es, sin duda, mi primera gran discrepancia con sus planteamientos. La Universidad de Oviedo, como cualquier otra, no es independiente de la sociedad que la retribuye y a la que sirve o debe servir. No confundamos, Sr. Rector, la libertad de cátedra, esto es, de enseñanza, con la dependencia económica, social, funcional, de objetivos y de servicios que la Universidad que usted representa tiene de la sociedad asturiana en general y de la ovetense en particular. Máxime en tiempos en que se alardea de la relación, dependencia y colaboración existentes entre Universidad y empresas, que a fin de cuentas son el motor y el sustento de la sociedad en que vivimos. Estaré totalmente de acuerdo con el traslado de la Escuela de Ingenieros de Oviedo a Mieres si dicho traslado es demandado por la sociedad de cuyos impuestos se alimenta la institución que usted dirige. Pero no parece que sea así.

2.º Sobre el otorgamiento en su día de terrenos, edificio y equipamientos a la Universidad de Oviedo con destino a la creación de la entonces denominada Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo.

Es este un extremo de capital importancia, que el Ayuntamiento de Oviedo y otras instituciones implicadas en dicho otorgamiento tienen la obligación ante la ciudadanía de analizar en profundidad, con el fin de reclamar, si legalmente procede, lo aportado en su día para una finalidad concreta que hoy se pretende anular. Y esto, en evitación de especulaciones futuras por parte de los posibles “comisionistas” de turno, sobre una parcela urbana de alto valor económico. No sería la primera vez que esto ocurriera y los ovetenses tienen pleno derecho a conocer, y en su caso exigir, las actuaciones y responsabilidades que pudieran proceder.

3.º Sobre el desprecio a la opinión y manifestaciones de distintos estamentos de la sociedad ovetense.

Tal desprecio se pone de manifiesto en el artículo de Mónica Salas, LNE 06.04.22. En él, se afirma que el Rectorado rechaza las presiones públicas de la Escuela de Minas, Ayuntamiento de Oviedo y otros sectores de la ciudad, entre los que se cita a hosteleros y comerciantes ovetenses, con alusión destacada al decano de Biología, Sr. Rico, a quien se atribuye una desafortunada manifestación que, de ser cierta, censuro de manera rotunda:

“Ya solo falta que opinen la Banda de Gaitas de Oviedo y el Club de Regatas de Gijón”.

Pues sí, Sr. Rico, los gaiteros de Oviedo y los socios y empleados del Club de Regatas de Gijón tienen tanto derecho como su distinguida y elitista persona a opinar sobre los centros universitarios en los que sus hijos puedan formarse el día de mañana. Y ello, por una razón muy simple: porque contribuyen con sus impuestos al mantenimiento de la Universidad. También a que usted perciba puntualmente su nómina.

4.º Sobre la obsolescencia que el Rector atribuye a los estudios de la Escuela de Minas de Oviedo.

Así se expresa el Sr. Rector en sus declaraciones al diario EC, 03.05.22, artículo firmado por Eduardo Alonso. Como únicamente he podido leer los titulares de la noticia, desconozco si la supuesta obsolescencia la atribuye el Sr. Rector a incompetencia del profesorado de dicha Escuela o a que el contenido de dicha carrera resulte hoy anticuado e innecesario.

En el primer supuesto, esto es, incompetencia del profesorado del centro, es el claustro de la Escuela quien debe contestarle o, por el contrario, presentar su renuncia a la docencia que ejercen.

En el segundo caso, carrera anticuada e innecesaria, recordarle que las disciplinas incluidas en nuestra carrera comienzan con una sólida formación en Matemáticas, Física, Química y Dibujo, continuando con Mineralogía, Investigación y Explotación de Yacimientos, Tratamiento y Transformación de Minerales, Siderurgia y Metalurgias especiales, Explosivos, Electrotecnia y Electrónica, y Energía y Combustibles. Pura obsolescencia, a criterio del Sr. Rector, en una sociedad cada vez más necesitada de recursos minerales, demandante de nuevos materiales y falta de combustibles y de energía a precios asumibles. Parece haber elegido usted el momento más oportuno para tamaño dislate.

En cualquier caso: lo verdaderamente censurable de sus manifestaciones está en su crítica y ofensa, directa, voluntaria, e innecesaria, a uno de los centros bajo su gobierno.

Sumario: Sobre el polémico traslado de la Escuela de Minas desde Oviedo a Mieres

Destacado: Las ciudades típicamente universitarias, como Salamanca, Santiago de Compostela y la propia Oviedo, tienen un alma, un espíritu, que nace y se desarrolla en el seno de su propio colectivo universitario: estudiantes y claustro; dicha cualidad intangible se pierde cuando la unidad se desintegra en pequeños minifundios localistas

Destacado: La Ingeniería no se limita a la utilización de modernas herramientas. Muy al contrario, se pretende una formación integral, desde la base, donde se aprendan los fundamentos científicos y técnicos de las máquinas y procesos tecnológicos actuales y del futuro

5.º Sobre la maquinaria existente en la Escuela.

Personalmente, considero un pobre argumento de la Dirección de la Escuela defender su permanencia en Oviedo en razón de la maquinaria existente en sus laboratorios y talleres. Pero eso no justifica las atrevidas y desafortunadas declaraciones del Sr. Rector, contenidas en el citado artículo de LNE de 06.04.22 de Mónica Salas: “Si la maquinaria que están enseñando en los periódicos, y que espero no utilicen para enseñar a los alumnos…”. “Es como explicar ingeniería aeroespacial con el Ford T…”.

Por favor, Sr. Rector, no hable de Ingeniería, limítese a aquellas disciplinas sobre las que pueda tener algún conocimiento. Nuestra carrera no se limita a la utilización de modernas herramientas. Muy al contrario, se pretende una formación integral, desde la base, donde se aprendan los fundamentos científicos y técnicos de las máquinas y procesos tecnológicos actuales y del futuro. Diría más, pero no quiero que ningún otro colectivo profesional se sienta ofendido por argumentos que, sin serlo, puedan parecer tan elitistas como los pronunciados por su acólito el citado Sr. Rico.

Para su conocimiento, Sr. Rector, los más competentes marinos de nuestra Armada, los que hoy mandan los buques dotados de los más sofisticados equipos de navegación, se formaron en los cruceros de instrucción de un hermoso bergantín-goleta botado en Cádiz en marzo de 1927, llamado "Juan Sebastián de Elcano", y cuyo palo mayor popel lleva precisamente el nombre de Asturias. Seguramente para usted, también pura obsolescencia. Qué atrevida es la ignorancia.

6.º Sobre dónde debe estar la Escuela de Ingenieros de Minas, Energía y Materiales.

Debo comenzar diciendo que no tengo ningún interés personal, profesional, familiar, ni comercial en el tema. Más aun, ni siquiera pertenezco a lo que, cariñosamente, se ha dado en llamar “el Oviedín del alma”, aunque aquí está felizmente mi residencia desde hace casi 60 años. Mis raíces están en Luanco, mi infancia y mis recuerdos en Cádiz, y una parte muy importante de mi corazón, en mi querida y recordada Cangas del Narcea, donde desarrollé gran parte de mi actividad profesional. Pero dicho esto, quiero hacer algunas puntualizaciones:

1. Las ciudades típicamente universitarias, como lo son por ejemplo Salamanca o Santiago de Compostela, y la propia Oviedo, tienen un alma, un espíritu, que nace y se desarrolla en el seno de su propio colectivo universitario: estudiantes y claustro. Dicha cualidad intangible se pierde cuando la unidad se desintegra en pequeños minifundios localistas. En este sentido, el “alma” de Oviedo es ante todo Universidad-Catedral-Audiencia. Romper poco a poco ese “corpus” que define nuestra ciudad no es un error, es un pecado.

2. La llamada Universidad de Mieres nació por iniciativa y a mayor honra, gloria y beneficio, puede que sobre todo esto último, de cierto personaje del sindicalismo asturiano, hoy acusado de corrupción y abandonado y olvidado por los que fueron, unos de buena fe y otros por interés, sus compañeros de aventura. Incluso se propuso que la citada Universidad llevara el nombre de tan ilustre personaje. Eran tiempos en que el dinero público, que no es de nadie como dijo una distinguida ministra, corría con abundancia. Tanto es así que se habló de la creación de otras “Universidades”, concretamente en Avilés, en La Granda (Gozón), y en Candás, en la antigua Ciudad Residencial de Perlora.

3. Defender que la carrera de Ingeniero de Minas, Energía y Combustibles se va a potenciar, mejorar y garantizar su futuro por el mero hecho de desplazar sus aulas desde la ciudad de Oviedo a la ciudad de Mieres me parece un insulto a la inteligencia de los asturianos en general y de los ovetenses en particular. Explíquenos, en su condición de promotor de tal iniciativa, qué puede aportar Mieres que no pueda aportar Oviedo.

4. No se trata de quitarle nada a la ciudad de Mieres. Se trata de valorar si procede sustraerle a Oviedo una Escuela de Ingeniería que nació, se desarrolló y se prestigió en esta ciudad, además de sufragarse con fondos de sus propias instituciones locales.

5. Y expuestos los razonamientos que anteceden, me reitero en lo dicho en el punto 1.º de este escrito:

Manténgase o trasládese la Escuela a la ciudad que demande la sociedad asturiana, siempre con el fin de poder ofrecer, al hipotético alumnado que pueda llegar desde Navia, Avilés, Infiesto, Ribadesella o desde cualquier otro punto de nuestra región o de fuera de ella, los mejores servicios en orden a su formación académica, desplazamientos desde sus lugares de origen, bibliotecas, centros de estudio, residencias y ofertas de toda índole.

Disculpe, Sr. Rector, la intencionada omisión, en el encabezamiento de mi carta, del tratamiento protocolario de “Excelentísimo y Magnífico” que por su cargo le corresponde. Pero es que no se alcanzan dichas cualidades cuando se desprestigia y ofende a las instituciones que se está en la obligación de defender y se desprecia la opinión, yo creo que mayoritaria, de la sociedad que sustenta su institución.

Atentamente,

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