Acerca de Oviedo 2016
Tan pronto como tuvimos ocasión, a miles de asturianos nos faltó tiempo para avalar con nuestra firma y datos personales, la candidatura de la capital del Principado de Asturias, como «Capital europea de la cultura 2016». Al margen, una legión de sobresalientes figuras del arte y la cultura, de renombre internacional, apostaron, igualmente, a que Oviedo era legítima aspirante a dicho título.
Y nos sobraron razones para ello: una historia milenaria, una apuesta decidida y firme por la cultura, la música sobre todo, una ciudad pulquérrima (con varias acreditaciones europeas que lo atestiguan), un muestrario prerrománico único en el mundo (también los matorrales que cuelgan sobre sus tejados), y un largo etcétera, parecían ingredientes más que suficientes para llegar al menos a la foto finish en igualdad de condiciones que el resto de los aspirantes. No olvidamos, claro, que la legión de firmantes ovetenses añadíamos a nuestra firma un ápice de patriotismo asturianista, capaz de mover hasta las montañas de Covadonga. Pero no tanto.
Y es que después de seducirnos a todos con apoyar dicha propuesta, después de gastar un montón de miles de euros en el proyecto (¿cuántos, por cierto?), después de que el equipo de ponentes excursionara a Madrid, todos juntos en unión, a gastos pagos, claro, (daba gusto verlos, tan guapos y aseados), nos han echado para casa a la primera. ¡Cáspita! Después del triunfo de la Roja en el Mundial, de que Nadal lo barra todo, de que Alonso nos haya acostumbrado a todos a subir al podium, tal parecía que el asunto de «Oviedo capital cultural europea 2016» estaba chupado. Pero parece ser que nuestro alcalde Gabino de Lorenzo es sabedor, ahora, después de que el jurado calificador del asunto cultural fallara, es más que sospechoso de dirigir y librar grandes hazañas culturales con vinculaciones socialistas. Nada que hacer, por tanto, en esta aventura.
Pues bien, creo que somos miles de asturianos los que no salimos de nuestro asombro e indignación. Si ya se sabía que nada teníamos que hacer en esta fiesta, ¿por qué vamos a ella, por qué nos ponemos el traje de gala y gastamos una fortuna a sabiendas de que antes de ya nos colocan el cartel de «non gratos»?
Desde aquí pedimos a los irresponsables de esta excursión que dejen de hacer el ridículo en nombre de nuestra ciudad, que se dejen de gastar nuestro erario municipal en caxigalinas, y que si eran conscientes de adónde iban, y a qué iban, devuelvan el dinero empleado. La infantil disculpa de que hemos aprendido con la derrota, o que algunos de los proyectos presentados nos serán útiles para el futuro son insuficientes.
Félix Martín Martínez
Oviedo
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