PP, el voto cautivo en el aire

Reza en el dicho popular que no hay nadie más sordo que el que no quiere oír, ni más ciego que el que no quiere ver, y viene ello a cuento de lo que les ocurre a Ovidio Sánchez y a su ilegítimo portavoz Gabino de Lorenzo. Ambos, pero especialmente el segundo, lleva manteniendo una lucha sin cuartel desde hace tres meses contra la candidatura de Cascos, que a estas alturas y con los datos y los mensajes que desde Génova llegan a diario, no deja de ser un auténtico sainete esperpéntico, cuyo guión seguro que a estas alturas ya ni ellos mismos se creen. Es la suya la clásica táctica, ante causas perdidas, de la huida hacia adelante y la de dejar tierra quemada a su paso.

La resignación ha sido la característica fundamental desde hace muchos años de los votantes del PP en Asturias que sabiendo, elección tras elección, que nuestras derrotas estaban escritas de antemano seguíamos votando a unas siglas, más por coincidencia con unos principios generales que por la seguridad y la ilusión que nos transmitían nuestros representantes. Esos éramos los que conformábamos lo que ha dado en llamarse «el voto cautivo», o sea, el votante incondicional, pero las cosas han cambiado radicalmente. Los distintos «gatillazos» de Gabino de Lorenzo (cuatro hasta la fecha), son un auténtico escándalo que está irremediablemente dañando su imagen y ensalzando día a día la figura de quien él quiere, sin argumentos creíbles, denigrar. Recordemos que provocó en julio una reunión para vetar a Cascos. Hizo otra en un restaurante para nombrar una terna. Le prohibieron hacer la tercera, que tenía anunciada para el día de la Santina (8 de septiembre), y ¿la última? la reciente del nombramiento de «su candidata». Como si de un cartel de toros se tratase el título del sainete podría ser: cuatro gatillazos, cuatro.

Con Ovidio desaparecido en combate y permitiendo que Gabino le sustituya en las funciones que solo a él como presidente le son propias, han logrado crear una inmensa corriente de repulsa en su contra y a favor de Cascos hasta el punto de que si no llegara a venir, cosa a estas alturas ya harto improbable, la dispersión del voto cautivo hacia ideas e incluso alguno hacia UPyD está más que cantado. Lograrían por primera vez en democracia y en Asturias la dispersión del voto cautivo del PP. Hay que hacer muy mal las cosas para que los incondicionales lleguen a fallarte y eso es lo que ya ha logrado el alcalde de Oviedo con su numantina postura que, al tiempo, no le llevará a ninguna parte. Argumentar que Cascos no quiere ser candidato es negar una obviedad implícita y, sin ambages, es creer que todos somos tontos y que necesitamos de un profeta para que nos dirija. Lo que ocurre es que cualquiera se atreve ni a plantearlo ante quien, de mano, ya te ha vetado en julio, lo que equivale a declararte persona «non grata». Argumentar, por otra parte, que Madrid tiene, sin pestañear, que hacer lo que decida Gabino de Lorenzo, que no es la junta ejecutiva provincial (o como se llame), por que ni forma parte de ella, es otra falacia, pero, además, ¿no se va a poder argumentar que la candidata elegida en su día, Isabel Pérez-Espinosa, es una candidata contaminada, con el solo argumento de que el órgano ejecutivo si la elige está supeditado a lo que ya decidió un alcalde que a estas alturas de la película ya solo tiene el apoyo de otro, el de Llanera, y con el resto de colegas, los otros diez, nítidamente desmarcados de su postura? Es más, podría aducirse que es incluso ilegítima esa ejecutiva provincial, porque según parece en julio, todos menos uno que no estaba, dieron como válido un documento que al o que parece habría tenido que ser denunciado en los juzgados por falsedad documental y es que el que hace un cesto hace un ciento.

Decir, por último, que si toda la corrupción que hay en el Ayuntamiento de Oviedo es que Arias-Cachero daba trabajos de mensajería a familiares, dando por sentado que es una irregularidad por incompatibilidad manifiesta (que cuando interesa se llama por su escasa cuantía una conducta impropia), debemos todos de estar contentos porque el Ayuntamiento de Oviedo es el menos corrupto de España. Oigan, que se argumente un cese fulminante de un concejal solo por esa minúscula corruptela no se sostiene. Señor De Lorenzo, si su mayor problema es la mensajería de marras y no le inquietan más otros asuntos como Villa Magdalena o el subsuelo de Uría creemos que puede usted seguir durmiendo tranquilo.

José Manuel Fernández Arias, portavoz del PP en Las Regueras

Las Regueras (Asturias)