La Nueva España » Cartas de los lectores » Lo que pensamos, lo que sentimos, lo que decimos...

Lo que pensamos, lo que sentimos, lo que decimos...

16 de Mayo del 2022 - Marino Iglesias Pidal (gjón)

«Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».

Ortega y Gasset lo dijo y el personal no dudó en darle categoría de axioma. Y no dudamos en la constante reiteración de esta afirmación, manifiesta en cada uno de nuestros actos.

Es lo que hacemos durante toda nuestra vida, luchar para salvarla a ella, o, cuando menos, contemporizar para no condenarla.

Pensamos la circunstancia y tratamos de salvarla haciendo o diciendo en consecuencia. Así pues, entiendo, dada la paradójica dicotomía de que la circunstancia es algo ajeno al hombre pero que forma parte de él que determinará su salvación o condena, como archidemostrado está, el hombre actuará conforme al chip que le viene instalado de fábrica, "primero yo, después yo y a continuación yo".

Y, puesto que la absoluta perfección es imposible, al hombre le pasa como a cualquier otra creación dinámica, por ejemplo a cualquier automóvil que se cala a la salida del concesionario. Es difícil, muy difícil, pero puede pasar. Y el coche, bueno, ahí mismo un aviso al taller y en un plisplás, puede ser, el mecánico lo pone a valer. Eso con el coche, ¡pero con el hombre...!

Para su desgracia, la de la especie, son ¡raríííí...simos! los seres humanos para los que ellos no son lo primero y, también, para los que, los demás, sin ser primero que ellos, tienen importancia trascendental.

Todo esto nos lleva a esta clara y continua diferenciación entre pensamientos, sentimientos y razonamientos verbales. Los primeros de imprecisa procedencia y los segundos de total autonomía, solamente los terceros son claramente producto de nuestra voluntad y, por tanto, convenientes, al menos lo pretendemos, para nuestros intereses. De ahí que la sinceridad siempre estará infravalorada.

Todo ello hace que, si nos fijamos, lo que "largamos", generalmente, es pura chorrada.

Para empezar, lo que sentimos, no importa lo listos que seamos, la magnitud de nuestro vocabulario o lo elocuentes que podamos mostrarnos, jamás, podremos transmitirlo con exacta precisión, es una experiencia y, como tal, solo puede conocerla cada cual. Si vamos a lo más o menos trivial, ¿alguien puede formarse opinión, por ejemplo, sobre el difunto del que, en su funeral, todos afirman era una persona maravillosa? ¿Alguien puede estar seguro del amor que le manifiestan con palabras?

La duda siempre tendrá sentido en todo cuanto puedas oír. Y hasta en lo que puedes sentir, aunque ésta es una cuestión que, por lo visto, el correr de los tiempos hace más oscura cada día. A esta conclusión he llegado ayer en la noche, camino de la cama después de ver el capítulo de la serie en que estaba metido.

El protagonismo sufre un accidente que lo deja en estado comatoso y, al tomar la conciencia lo hace totalmente amnésico. En uno de sus diálogos, el hombre manifiesta las preguntas que se hace, ¿alguien me echará de menos? ¿tendré familia, amigos, que me estén buscando? Y he aquí la que me ha dejado patidifuso, ¿tendré novia o novio que estén sufriendo por mí?

Esta duda del susodicho me ha caído como una bomba que, de inmediato me ha llevado a ponerle calificativo, a la bomba, y no tuve que pensarlo mucho, de inmediato se me vino "lógica".

El hombre de hoy viene al mundo con una duda más incorporada en la fábrica. Y, visto lo visto, no le resulta fácil despejarla.

Aunque en su temprano despertar perciba que en su especie hay machos y hembras, ya ni siquiera la entrepierna resolverá su duda, no importa lo que allí tenga, eso ha dejado de ser significativo, la naturaleza ni voz ni voto. Ha logrado tal grado de "libertad" que él mismo podrá decidir si es macho o hembra, si ejercerá de lo uno, de lo otro, o de ambas cosas...

O simplemente no tendrá nada que decidir, será y ejercerá de todo, según qué "circunstancia" se le presente.

Cuando llegué, hace muchos años, a Caracas, de lo primero que visité fue la Avenida de Los Próceres, de su libertad, naturalmente. Monumental, hermosa.

Ayer en la noche, mientras trataba de dejarme pillar por el sueño, me preguntaba qué monumento sería representativo de los "próceres" que han traído esta actual "libertad" que "disfruta" España?

Y claro que lo encontré. Y hasta el momento en que estos personajes pasarían, si por mí fuera, a ser solo un recuerdo. Algo que, ni el momento ni el monumento, será por eso de la "circunstancia", me guardaré de decir.

Cartas

Número de cartas: 45106

Número de cartas en Abril: 122

Tribunas

Número de tribunas: 2036

Número de tribunas en Abril: 5

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador