A mi madre, Josefa, la "Gobernanta" del HSA
Corre prisa porque se apaga por momentos pero aún lee "La Nueva España". Es por eso que, para que me dé tiempo, le escribo esta carta. Mi padre ya no se entera de nada, aunque en un reflejo automático como Pavlov le pones delante LA NUEVA ESPAÑA y pide las gafas...
Todas, absolutamente todas las consignas de mi madre desde muy pequeña me han servido para ir haciéndome una persona medianamente buena aunque intransigente con los intransigentes, medianamente leída aunque muy ignorante en muchas disciplinas, y medianamente feliz aunque para conseguir ésto último no le he hecho nunca ningún caso.
Tengo un libro de cabecera, de la editorial Arán-Salud, escrito por el Dr. José Carlos Fuertes Rocañín y titulado "Hacerse el idiota ...o serlo, ¿la clave para la felicidad?". Me lo regaló el autor en Jerez en un congreso (parezco Massiel presumiendo de conocer gente...) Y tengo otro de Marañón, herencia de mi abuelo más preciada que todo el oro del mundo, escrito hace un siglo por el gran maestro que se titula "Las glándulas de secreción interna y las enfermedades de la nutrición", que de forma increiblemente relaciona ya entonces las alteraciones del estado de ánimo con las hormonas y con el aparato digestivo.
Atesoro libros seguramente porque los Reyes Magos, gracias a mi madre, siempre me traían varios aunque pidiera la Nancy con sus trajes, y no pedía patines como las demás niñas por miedo a estrellarme siendo una torpe gordita devoradora de cuentos...
Mi madre desde siempre y toda la gente positiva de la que me he rodeado de mayor, mi marido y mis amigos, incluidos los autores de estos 2 libros sin olvidar a Enid Blyton, Alfonso Ussía, Lucía Echevarría, Antonio Gala, Enrique Rojas, Pérez-Reverte y un amplio catálogo de monstruos de la imaginación y la libertad, todos ellos han conseguido multiplicar mis neuronas de la mejor manera, consiguiendo que me aficione a atesorar experiencias de forma constructiva y nunca tener prejuicios contra otros por fanatismo o por ignorancia.
No sé lo que durarás entre nosotros mamá, pero te quiero tanto que ruego a LNE que publique esta carta porque quiero regalártela una de estas mañanas, cuando leas tu periódico de siempre, para que sepas que me has dejado la mejor herencia, un patrimonio de amplias miras que ningún "corralito" me podrá quitar. Cuando papá nos contaba como los "rojos" habían asesinado por la espalda a su hermano adolescente por llevar una camisa azul, tú nos rescatabas del cuarto disimuladamente para decirnos que tu padre y todos vosotros habíais sufrido también mucho por ser él una persona liberal que escondió "rojos" en su casa de Gijón después de la odiosa guerra, con lo cual nos diste a tus tres hijos una visión doble de las cosas, no como la macabra verdad absoluta que cada bando quiere elevar a categoría de Historia de España.
Cuando llega la Navidad cada año recuerdo tus malabarismos por equilibrar los regalos de los tres sin diferencias, es por eso que si tu nieto recibe una nueva y odiosa consolita que no le deja ojos para los libros, yo procuro enviar a Aldeas Infantiles otro tanto, y aprovecho desde aquí para hacerle propaganda a esta ONG, que no hace falta ir lejos de España para ayudar a otros niños sin Reyes Magos...
Te quiero mamá, te veo cada día pero estoy contigo mucho menos de lo que desearía, y tengo miedo de que te duermas sin poder abrazarte viviendo a tres manzanas.
Y espero que cuando te vayas te aparezcas por lo menos a tu querido nieto, como cuando con apenas 2 años hablaba con "esa señoga de pelo lago nego...", estando sólo él y yo en casa...
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