Justicia para el Bao
Como muchos de los lectores de LA NUEVA ESPAÑA conocen de primera mano, en los últimos meses se están produciendo periódicamente concentraciones vecinales para pedir al Ministerio de Fomento la reconstrucción de la N-634 en el pueblo del Bao (Navia). El pasado domingo 10 de octubre, al encontrarme en mi pueblo natal pasando el puente del Pilar junto a mi familia, decidimos acudir a una de las manifestaciones programadas. Cuál fue nuestra sorpresa cuando los organizadores nos comunicaron que la Guardia Civil les impedía, bajo amenaza de denuncia, cortar los dos carriles de la carretera durante unos minutos para realizar el recorrido del que constan habitualmente estas marchas ciudadanas. En su lugar tuvimos que caminar ocupando un solo carril, mientras por el adyacente circulaban con absoluta normalidad todo tipo de vehículos, lo cual suponía un verdadero peligro para la seguridad ciudadana de los manifestantes convocados. No conformes con esto, el capitán de la Guardia Civil, manifiestamente nervioso, comenzó a apremiar a los manifestantes, mientras una joven compañera realizaba fotos a diestro y siniestro. Como muchos de ellos hicieron caso omiso al grito de «con los mineros no sois tan valientes, y nosotros encima somos civilizados y no quemamos ruedas ni cortamos carreteras». El tono de la protesta fue subiendo, lo cual obligó a la Benemérita a realizar un abuso de poder en toda regla, pidiendo la documentación a varios de los manifestantes, así como multando a los coches aparcados en la zona habilitada para este fin. Está claro lo que esta gente pretende conseguir con su política del miedo: generar un ambiente de desconfianza y temor a ser denunciado, para indirectamente acabar con este tipo de movilizaciones ciudadanas. Ánimo a los vecinos del Bao y de todo el Occidente a que no se amilanen y sigan adelante con sus protestas, ya que sólo así se hará justicia.
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