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La LOMLOE, la ley del mínimo esfuerzo

17 de Mayo del 2022 - Nuria de Diego González (Oviedo)

Como presidenta de una AMPA de colegio público y madre de un niño de sexto de Primaria, llevo tiempo pensando en la nueva ley de educación, la LOMLOE, y es una reflexión que quiero trasladarles puesto que son nuestros representantes con las instituciones.

¿Qué opinión tienen acerca de esta ley? ¿Como padres tenemos que aceptar todo lo que nos impongan para la educación de nuestros hijos?

De un tiempo a esta parte estamos aceptando cambios, dando bandazos en la educación, y cada vez van a peor. Parece ser que lo menos importante en este país es la cultura de nuestros hijos, porque educación ya les damos en casa.

Estamos rodeados de niños y jóvenes que no respetan ni a sus profesores ni a los adultos con los que tienen contacto en su día a día, y eso viene motivado por una educación escolar deficiente y no por parte de los docentes, sino por las cabezas pensantes que desarrollan estas leyes mediocres.

Está muy bien que se quiera que los niños y adolescentes desarrollen la personalidad y las capacidades, la responsabilidad, el respeto, pero… ¿la manera de conseguirlo es con esta nueva ley de educación? Eso debería ir ya implícito en la vida diaria, no debería ser un extra a conseguir.

A partir del próximo curso, un profesor ya estará atado de pies y manos cuando sus alumnos entren por la puerta sabiendo que, hagan lo que hagan y se comporten como se comporten, van a tener como mínimo un 5 en sus calificaciones, o un suficiente, como quieren llamarlo ahora.

¿Qué necesidad tienen de esforzarse más? ¿Cómo podemos los padres que queremos algo más para nuestros hijos motivarles y hacerles ver que es importante el trabajo diario, qué explicación les daremos cuando nos digan que sin estudiar también van a aprobar?

Parece ser que lo que se pretende es premiar a los que deciden no hacer nada y pasar de todo, en lugar de motivar a los que se toman el trabajo en serio y conseguir que todos puedan llegar a hacer lo mismo.

Lo único que se conseguirá será más alumnos boicoteando las clases, sin ambición alguna y sin ninguna perspectiva de futuro. Tengamos en cuenta que los alumnos de hoy serán los profesionales de mañana.

Pero quizás esto es lo que interesa a las personas de este Gobierno, que cada vez haya menos gente con criterio y adoctrinada para la “ley del mínimo esfuerzo”, porque de esta manera es más sencillo manipularlos y llevarlos por donde quieren.

Una de las máximas de la FAPAS es que debemos trabajar por una educación pública de todos y para todos, pero considero que no debe ser a cualquier precio. Debe ser una educación de calidad, con unos contenidos generales mínimos que deberían ser inamovibles, ya que hoy en día un alumno de Asturias es muy probable que no sepa dónde está Cuenca o el río Guadalquivir.

Me parece increíble que no haya alguna acción por parte de este tipo de asociaciones que abogan por la buena educación pública y que acepten este tipo de propuestas como, por ejemplo, que en la Educación Primaria se promocione sí o sí los cursos impares. ¿Realmente creéis que un niño que ya es probable que en esos cursos sea inmaduro puede esforzarse sabiendo que no habrá consecuencias si no lo hace?

Pero no solo están adoctrinando a los alumnos, sino a las familias, ya que, por norma general, es más sacrificado acompañar y apoyar a un alumno que quiere dar lo mejor de sí mismo que hacerlo con uno que se conforma con las calificaciones regaladas. Por lo que algunos podrán estar tranquilos con el suficiente de su hijo o que vaya pasando de curso de cualquier manera.

Desde el Ministerio de Educación y, por consiguiente, de nuestra Consejería de Educación no lo están poniendo fácil, ni a familias ni a profesores, trabajar para el futuro de nuestros hijos.

Seguramente este escrito servirá únicamente para archivarlo, pero al menos hago llegar el malestar que algunas familias estamos viviendo por el despropósito que es esta nueva ley de educación, la cual, en lugar de mejorar la anterior, aún la hace más deficiente.

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