Sobre documentos de compraventa de herencias
Sólo entre 1900 y 1910, mas de cien mil asturianos jóvenes salieron hacia Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, según datos del Instituto de Emigración español y unos artículos que sacó hace unos años La Nueva España y que conservo.
Salían condenados a un exilio que no era por razones políticas, pero sí económicas y en cualquier caso exilio en toda regla, pues no era escogido, ni deseado, ni por los que emigraban ni por sus familias.
Era un ambiente en el que sólo el mayorazgo tenía derecho a la heredad, generalmente muy escasa. Por otra parte, el resto de los hijos representaban una carga imposible y las familias eran además normalmente muy numerosas gracias a la impiedad que suponía para la Iglesia el evitar los hijos.
Apenas un 3 por ciento volvió alguna vez a su tierra después de marcharse. Los demás nunca volvieron. Así de sencillo. Así de cruel.
Increíblemente en esta España que dice ser democrática y que se queja de despoblación, no se ha hecho prácticamente nada por recuperar y repatriar a los exilados económicos o a sus hijos que siguen siendo totalmente españoles por derecho de sangre, pero en cambio se apresuraron a recuperar a los exiliados políticos, pues claro está que venden muchos mas periódicos y se esfuerzan también por legalizar una inmigración de todas partes de África y América, mientras se olvidan de sus verdaderos hijos. De los hijos de la tierra.
Lejos de hacer algún esfuerzo en esa dirección, perviven métodos absolutamente deleznables para desheredarlos de forma final y firme en cuanto se descuiden.
Situación: Cualquier persona hace un contrato de compraventa con un heredero de unas propiedades, aún sin repartir, lo publica en el tablón de anuncios del Ayuntamiento de Allande y si nadie se opone dentro de un tiempo límite, el contrato es bueno. ¡Toma castaña!
Sabe Dios a cuantos legítimos emigrantes herederos por el mundo habrán esquilmado usando este bárbaro método de publicar con la infame seguridad de que los emigrantes nunca se enterarían. Lo propio sería condicionar esos contratos a un reparto en toda regla en el que se busquen a todos los herederos a través de los consulados de los países a los que se fueron, pero eso no se hace.
Es fácil imaginar la indefensión de quien no está por todo aquello desde hace décadas y a lo mejor muriéndose de necesidad económica ellos, o sus hijos, en la República Dominicana, Cuba, Argentina, México, etc. y probablemente teniendo fincas o derechos hereditarios en España legítimamente suyos.
También se ha sabido de muchos abusos con hijos y nietos de emigrantes allandeses por los propios allandeses con la suficiente influencia y poder como para manipular la ley de manera que nada o lo mínimo le llegue a quien tenga derechos, pero viva fuera del país y no tenga medios económicos para defenderse o simplemente ni se entere.
Resulta paradójico e indignante que teniendo, como tenemos, en Asturias la despoblación y el abandono crónico de campos y aldeas no se hayan preocupado de recuperar parte de la población perdida en tantos países, debido a la emigración a la que la mayoría se fueron en un exilio económico forzado y, por lo tanto, no menos legítimo que el político.
España y los ayuntamientos podrían repatriar o haber repatriado españoles herederos, simplemente haciendo un mínimo esfuerzo por ubicarlos y ponerlos al tanto de sus legítimos derechos hereditarios. Muchos podrían haber vuelto y tal vez repoblar o cuidar aldeas y casas ahora abandonadas.
Algo que hubiese sido de beneficio mutuo para los repatriados y para los ayuntamientos cada vez más despoblados, pues además, el hecho de que no volvieran no significa que ahora no haya descendientes con posibilidades incluso de invertir en sus antiguas fincas y esa inversión es buena para España.
Que pena que no se haya atendido este tema de manera más adecuada.
Lamentablemente, muchos españoles desconocen el desarraigo y el dolor que supone la emigración y muchos creen que todos los americanos son ricos a juzgar por los que vuelven. No saben o no quieren saber que el 97 por ciento de los emigrantes nunca volvieron y la mayoría fue por que no tenían medios para hacerlo y menos de vacaciones.
Este método de colocar en un tablón de anuncios de un ayuntamiento un contrato de compraventa de heredades sin repartir y hacerlo bueno si nadie protesta en un tiempo es una calamidad y un bochorno para quien diga de si mismo que es demócrata.
Es sencillamente una pillería de marca mayor y resulta intolerable y debería de darle vergüenza a todos los que en la Pola callan al ver estas barbaridades, pues el callar o colaborar o justificar de la manera que sea esta apropiación ilegal en toda regla es ser cómplice y creo que debería caerle la cara de vergüenza a todo el sistema legal español que semejante método sea considerado legítimo de alguna manera.
Es cavernícola.
Por este medio, convoco a toda la emigración allandesa, dentro de España pero lejos de Allande y por supuesto a toda la emigración fuera de España y que se conecta a internet para que envíen un correo o copia de este correo al Ayuntamiento de Allande info@allande.org para que se solidaricen con quien no tiene medio alguno de enterarse y probablemente, mucho menos, de defenderse, del atropello de desheredarlo simplemente porque no está en la Pola o ya nadie se acuerda de él. Qué tristeza.
Hagamos todos los emigrantes y buenos familiares de emigrantes en la Pola, que los hay a patadas, causa común para que se termine esta práctica feudal de considerar legítimo un documento de venta de propiedades hereditarias sin repartir, simplemente con publicarlo en el tablón de anuncios por un tiempo determinado.
Antes de considerar legítimo un contrato de compraventa, creo que el sistema debe garantizar que las propiedades han sido legítimamente repartidas entre sus legítimos herederos y que todos ellos han sido ubicados o que se ha hecho un esfuerzo genuino por ubicarlos a todos, sean directos o descendientes.
Esta práctica es intolerable.
Juan Fernández García/Mauro Manuel Fernández González
Puerto Rico
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