La decadencia de Asturias
¿Eres asturiana o asturiano?
Pues ser optimista te resultará cada vez más difícil. La imparable decadencia de la región aparece como inevitable, un día sí y otro también.
Descenso demográfico, las muertes triplican los nacimientos, la tradicional industria metalúrgica y su imprescindible relación con el cambio climático ya están condenadas en las altas esferas, las comunicaciones no avanzan al necesario ritmo para mantener una conexión interna suficiente, y, a todo esto, nuestra Universidad, bajo el nuevo Rectorado, decide entrar en batallas geoestratégicas, a nivel regional, claro, que no benefician a nadie y menos que a nadie a la propia Universidad de Oviedo.
¿Qué le pasa a Asturias? ¿Tiene solución nuestro Principado o su destino es una dulce eutanasia, mientras la zona central sobrevive vinculada al aeropuerto de Santiago del Monte y el resto se convierte en un nuevo parque nacional al estilo Yellowstone?
Pues todavía hay optimistas, mal que les pese a algunos, que seguimos creyendo en Asturias y en los asturianos y las asturianas.
Desde luego, si seguimos mirando al modelo de nuestro pasado reciente en escala de cronología histórica, estamos perdidos, eso se terminó para siempre.
La empresa pública como sostén de la economía asturiana es arqueología a día de hoy. El Principado ha tenido en las últimas décadas un déficit crónico de emprendimiento, derivado del gigantesco peso de la industria sostenida con fondos públicos, Hunosa, Ensidesa, astilleros, etcétera. Quien tenía dinero no se molestaba en innovar, bastaba con servir a estos dinosaurios alguna contrata y/o servicio y ya eras empresario de alto nivel. Nada que ver con el País Vasco, por ejemplo.
¿Por dónde pueden pasar las soluciones? Tenemos elementos que nos favorecen; el cambio climático perjudica nuestro modelo industrial energético, pero favorece nuestra localización geográfica como lugar de gran calidad de vida.
Sumario: Razones para creer en la región
Destacado: Es momento de demostrar de lo que somos capaces desde Asturias, y así también atraer a cualquiera que entienda que nuestra región, además de Paraíso Natural, puede ser fuente de oportunidades
El sector agroalimentario vinculado a productos propios dentro de una marca de máxima calidad ya es perfectamente viable.
Nuestra Universidad, si se olvida de hacer política y se centra en hacer ciencia, puede ser otro foco para fijar población y riqueza.
La industria tradicional, regenerada y puesta al día, con infraestructuras como el superpuerto del Musel y la regasificadora funcionando a su real capacidad, es totalmente viable.
La industria 5.0, con una enorme masa crítica de alumnado con gran preparación, busca un punto de anclaje para poder desarrollar todo su potencial y su visión del mundo desde Asturias.
Por supuesto, el turismo, volviendo a lo anterior, cuando los calores asfixiantes aprietan hasta el hastío en otras regiones españoles y europeas.
¿Qué hace falta para poder creer en Asturias?
No hay fórmulas mágicas, pero parece claro que sobran burocracia y clientelismo. No podemos creer si no somos libres para poder crear. Recuerdo una frase de un gran personaje asturiano que no es momento de nombrar y que he visto reproducida otras veces por distintos y sucesivos protagonistas de la actualidad asturiana, desde Álvarez-Cascos a nuestro actual embajador gastronómico José Andrés: “En Asturias se está tan cómodo que los asturianos necesitamos irnos fuera para demostrar de lo que somos capaces”.
Pues bien, es momento ya de ver las orejas al lobo y de crear todas las condiciones para que asturianas y asturianos podamos demostrar de lo que somos capaces desde Asturias, y así también atraer a cualquiera que entienda que nuestra región, además de Paraíso Natural, puede ser fuente de oportunidades.
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