Pepe
José Sanchís Moll se me ha ido. A mí, a mi familia, a muchos amigos. Y a sus hijos, a su familia más directa. Hoy, 5 de junio, se ha ido. Quedé huérfana demasiado pronto y lo adopté como padre. Pepe no juzgaba, escuchaba. Y ayudaba. Para quienes no lo han conocido resumiré diciendo que vivió conforme a sus principios, que fue represaliado por otros que no tenían ninguno, forzado a irse de Asturias y que luego regresó en olor de multitud relativa, a las almas vetustianas no les gusta la gente noble y notable. Para mí es el mejor gerente que ha tenido la sanidad asturiana: un profesional. Pepe en Marruecos rechazando ofertas que parecían de película. En Siria, luego en Hispanoamérica, por donde iba dejaba huella. Hoy está de moda olvidar y recordar con una memoria histórica muy selectiva, no es mi caso: se me olvida el nombre de alguna cosa, pero recuerdo los hechos siempre. Entre las cosas, pueden ustedes incluir nombres de personas que han hecho daño a quienes quiero, pero, y curiosamente, las recuerdo en el momento oportuno. Hoy recuerdo el nombre de unos cuantos "cosa".
La integridad está muy poco valorada en los tiempos actuales, yo la valoro más que nunca. Pepe era la imagen de la integridad. A lo mejor por eso Asturias lo valoró tan poco, el signo de los tiempos, una pandemia tan arrasadora como el covid, es la indignidad que devora a los íntegros. Le he dicho a Leopoldo Tolivar hace un momento que no sé cómo estoy, pero creo que sí: enfadada. Por la pérdida y por las cosas que recuerdo.
Necrológica
Solíamos hablar cada semana y hace unos días me contó que pasaba frío, daba igual la temperatura que hiciese, le respondí que yo también, que éramos viejos y enfermos. Y nos reímos, luego habló un buen rato con Jimena y volvieron a sonar risas.
Asturias le debe mucho a Pepe y a la mujer que fue el amor de su vida, Justina. Mieres, Oviedo, Llanes fueron lugares que amó profundamente. Ya no volverá a esta tierra vivo, pero siempre estará su recuerdo en quienes lo quisimos. Anidando como el sentimiento anida en los tejos de esta tierra. No puedo dejar de pensar en Justina llamándolo desde una nube y diciéndole: Pepito, ven, aquí no está frío… Ella se fue en enero, y él se ha ido tras ella como no podía ser de otra manera. Las almas nobles quieren estar juntas en la Eternidad.
Ni Lola Rico, ni Jimena ni yo podremos dormir esta noche…
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