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La doble espantada

14 de Octubre del 2010 - Jaime Reinares Fernández (Oviedo)

«Líder Oblanca», siguiendo el ejemplo de la madre naturaleza, se nos ofrece como el río Guadiana, de vez en cuando aparece para contarnos las excelencias del señor Cascos. Con tanto detalle que es difícil evadirse a la sospecha de que es el propio aludido el que se las dicta al oído.

Estos dos caballeros, Oblanca y Cascos, tienen alguna cosa en común. Remontándonos, como el autor del artículo, a los principios de la democracia, siempre serán recordadas las estrepitosas derrotas electorales en el Ayuntamiento de Gijón. En aquellos tiempos también había «mareona» tan favorable al señor Cascos como la que pregonan ahora, de modo que llegó a ser el único concejal que componía el Grupo municipal Popular en Gijón. Eso sí, su vena literaria era tal que se llegó a decir que Cervantes era manco al lado de Cascos en lo que se refiere a escribir. Pero lo que tienen en común, y que es prácticamente inédito entre responsables políticos, institucionales y orgánicos, es la espantada que pegaron ambos dejando plantadas sus responsabilidades orgánicas en el partido, institucionales y a los votantes que confiaron en ellos. La única explicación que dieron, y que denota una absoluta falta de responsabilidad y que debe motivar que nunca más obtengan políticamente la confianza de los ciudadanos, fue: me voy.

Escasísima explicación para quienes debían su presencia en la vida política a todos aquellos que, de una forma o de otra, confiaron en ellos.

Ahora el señor Oblanca nos obsequia periódicamente con cantos a la figura de Cascos. Y este señor Cascos que va para ocho años retirado, durante este tiempo en el que hemos tenido que ejercer una durísima oposición a Zapatero, parece ser que quiere volver, pero lo que realmente nadie sabe es lo que pretende. Quiere reaparecer como líder del PP en Asturias al que ni siquiera está afiliado.

Subtítulo: El ex senador Martínez Oblanca y su defensa de Álvarez-Cascos

Destacado: Lo que quiere Cascos nunca lo sabremos y ahora menos todavía dado que tiene la causa perdida

Y lo quiere hacer muy sencillamente, poniendo a funcionar la motosierra y cortando las cabezas de quienes en estos últimos ocho años hemos estado en primera línea de fuego corriendo riesgos de todo tipo porque sabemos cómo se las gasta Zapatero y su gente, defendiendo la posición del Partido Popular asturiano.

Y para esta supuesta reaparición del señor Cascos no ha tenido a bien contar con ninguno de los que democráticamente han sido elegidos para dirigir el PP de Asturias. Sus infinitas soberbia y arrogancia le impiden descolgar un teléfono, llamar a un Presidente y decirle: «Aquí estoy yo, quiero regresar a la política activa». Ha tenido que hacerlo colándose por la puerta de atrás seguido de un grupo que tenían los días contados en política, y ellos lo sabían, porque les caracterizan tres cosas: su incapacidad, su deslealtad y sus fracasos electorales. Con esas características es evidente que encontraron la oportunidad de seguir en la política constituyendo la «mareona» que pide el regreso de Cascos. Lo que quiere Cascos nunca lo sabremos y ahora menos todavía dado que tienen la causa perdida.

Señor Oblanca, tenga hacia la persona que propone mayoritariamente el Partido Popular de Asturias para la presidencia del Gobierno regional el respeto que se merece. Y si alguna vez reaparece usted con su lirismo literario, aproveche para explicar por qué salió corriendo un día. En política eso necesita siempre una explicación. Porque la tiene. Y la suya la estamos esperando.

Además, explique también por qué usted actuó de palmero cuando Cascos en otra manifestación de su infinita soberbia, contribuyó a romper el Partido Popular en el año 1998, cuando su íntimo amigo Sergio Marqués era presidente del Gobierno de Asturias. Muchos fueron embaucados, porque así lo demuestra el peso de los años, poniéndose de lado de Cascos en su inexplicable choque con Marqués. Así nos luce el pelo a los populares desde aquella fecha. Los asturianos tienen memoria y nunca más volverán a votar a quien defraudó su confianza anteponiendo la arrogancia sin tener en cuenta las terribles consecuencias que ello podría traer. Acepte un consejo: siga en su retiro político y transmítaselo a su admirado Cascos. Les irá mejor.

Jaime Reinares Fernández, diputado del PP en el Congreso por Asturias y concejal en Oviedo

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