Olor a pescado podrido
Admito que no me cae bien el dueño de Percebesa en la ficción, arrogante de planta y estilo. Pero que volvamos a caer en el linchamiento moral sufrido por doña Dolores Vázquez, cuando una cadena de errores llegó a viciar el funcionamiento de los tribunales de Justicia por el brutal asesinato de la niña Rocío Wanninkhof, no me cabe en la cabeza.
Nos atrevemos a seguir buceando en las informaciones sesgadas sobre un proceso judicial abierto sin respetar eso que llaman "presunción de inocencia", arrojando la culpa sobre dos personas que, por muchos indicios que se acumulen en su contra, aún no pueden ser consideradas culpables de la extraña muerte de su tía, por mucho que lo parezcan.
No los conozco de nada pero me niego a volver a caer en los prejuicios que tuve durante un tiempo contra Dolores Vázquez, verdadera víctima de aquel linchamiento mediático. Dios nos libre a todos de semejante error.
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