La escuela basura
Según el último informe anual de la Oficina Europea de Estadística, España es uno de los países con mayores tasas de abandono y fracaso escolar. Ante esta situación, las potencias europeas espolean a nuestros políticos para disminuir estas cifras.
Todo bien hasta aquí, esta situación no puede perdurar en el tiempo, algo estamos haciendo mal. La respuesta de nuestro Gobierno es lo desalentador.
¿Los niños y jóvenes suspenden o renuncian a una educación más cualificada? No pasa nada, facilitamos los criterios de evaluación y dificultamos la repetición para los maestros, relegándola a una medida excepcional. No nos planteemos qué hacemos mal, si nuestro modelo educativo es o no el correcto o si el alumnado asiste motivado a las aulas, simplemente aprobémosles bajo cualquier pretexto.
Actualmente, aquellos que, habiendo optado por formarse, no encuentran trabajo en nuestro país tienen la posibilidad de acudir a otros lugares próximos para desarrollar su profesión. Con la educación impartida a día de hoy, condenamos a las nuevas generaciones a renunciar incluso a esta posibilidad. Nuestros centros educacionales se están desprestigiando, nuestra educación pierde calidad y vamos camino de los países propios del "segundo" mundo.
Despertemos porque esto no puede seguir así. El último acontecimiento reprobable que ha acontecido en esta materia es el procedimiento selectivo para el ingreso a los cuerpos de maestros, maestros que formarán a los más pequeños. Interinos asturianos se han tenido que someter a un estilo de prueba muy lejana a lo que debería ser una criba para saber quién puede o no enfrentarse al día a día de las aulas asturianas. Teórica, infinita y excesivamente rebuscada, esta prueba descartará a opositores preparados que podían ser excelentes funcionarios para nuestro país. Cientos de opositores quedarán a las puertas de un futuro por una cuestión de tiempo, no de falta de sabiduría.
Justicia, educación y sanidad son los tres pilares que soportan la infraestructura social. Estamos haciendo tambalear estos soportes, y con ellos, el resto de ámbitos y contextos sociales. El psiquiatra Karl Menninger afirma: "Lo que se les da a los niños, los niños darán a la sociedad". Es hora de reflexionar.
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