OTAN no, bases fuera
Acaba de concluir la Cumbre de la OTAN en la que nuestro país fue anfitrión.
Las conclusiones no son otras que más rearme y más cerco a Rusia y, de rebote, a China, países a los que se supone una amenaza para los valores occidentales.
La engrasada maquinaria propagandística se encarga de contribuir a crear esa histeria antirrusa en la mayoría de los casos con falsedades o medias verdades, creando un estado de ánimo que sirva a los intereses ocultos de la OTAN y, en particular, a los de EE UU, que no son otros que la carrera armamentística, que es su principal industria, y a expandirse hacia el Este en un claro cerco a Rusia y a China como la propia Cumbre ha reconocido.
La invasión a Ucrania ha sido consecuencia de la provocación de la OTAN en extender sus tentáculos a las mismas puertas de Rusia. Hubiera bastado un no a la pretensión de Ucrania de integrarse en la Alianza Atlántica y apostar por la convivencia entre estos pueblos, que tienen una historia común, para pensar que este conflicto no se hubiera producido.
Llegados a este punto, conviene recordar un símil cuando la entonces Unión Soviética instaló misiles en Cuba en el año 62, lo que nos llevó al borde de una tercera guerra mundial y que acabó con una negociación y garantías para Cuba y la URSS y la consiguiente retirada de los misiles.
De otra parte, en el 86 y coincidiendo con la caída del muro de Berlín, el entonces presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, obtuvo garantías de que la OTAN no se extendería hacia el Este, cosa incumplida como muestra la integración de exrepúblicas soviéticas en la Alianza Atlántica. Europa en absoluto tiene por qué sentirse amenazada por Rusia y lo mismo pasa con los países que formaron parte de la URSS. El miedo usado como arma es por sí mismo miserable.
El caso de Ucrania es algo particular, devenido del golpe de Estado de 2014, la agresión a las repúblicas del Donbás que arrojaron 14.000 muertos, la quema de sindicalistas, la prohibición de 14 partidos políticos y de hablar ruso y como colofón la pretendida integración en la OTAN, lo que supondría un cerco a la seguridad de Rusia y pretendidamente a la propia China, a la que ya se considera una amenaza para Occidente.
Mala memoria y/o perversidad cuando nos rasgamos las vestiduras ante esta tragedia en la que la ONU y Europa se han visto incapaces de resolver por la vía diplomática y no usamos la misma vara de medir en tragedias peores, como el bombardeo de Yugoslavia, Irak, Afganistán, Siria… con centenares de miles de muertos, rapiña y destrucción.
Hay algo más detrás de esta (sin duda) tragedia. Seguir ampliando la influencia de EE UU en Europa bajo el paraguas de la OTAN, disminuir la influencia de Rusia en Europa a través del mercado de materias primas y a través de una supuesta mayor seguridad invertir más en armamento en detrimento de mejoras sociales y bienestar general de la población, dependiendo este mercado de EE UU, que es el gran favorecido de esta guerra, ya que los muertos los pone Ucrania y Rusia, el dinero los europeos y EE UU se lleva los beneficios del mercado de armas.
El envío de armas a Ucrania supone solo más sufrimiento, muerte y destrucción. La diplomacia una vez más ha fallado. Ahora hablan las armas. Ojalá esta acabe pronto.
Las pretensiones de castigar económicamente a Rusia están teniendo un rebote en todos los países europeos, en los que la inflación galopante a causa de este conflicto está llevando a la miseria a millares de familias. Además, Rusia tiene mercado a sus productos en otras latitudes y cuando esto acabe, más bien pronto que tarde, el mundo occidental volverá a abrir sus puertas a los mercados rusos, sencillamente porque el capitalismo no tiene escrúpulos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

