Cascos desprecia incluso a sus seguidores
Tanto ruido y tanta tinta derramada; que si Cascos va a venir. Que si Cascos es la mejor opción. Que Gabino que no. Que Rajoy que lo estoy pensando. Que si le apoya Aguirre, que si le apoya la sección de coros y danzas.
Lo que está claro es que Cascos pasa de tirios y troyanos, y desde su distante soberbia contempla cómo se va haciendo el cocido.
Cascos desprecia incluso a sus seguidores; porque con la que se está armando ni siquiera se ha tomado la molestia de decir que quiere ser candidato. Y se parece a aquellos payasos de la tele que cuando saludaban «¿Cómo están ustedes?» al inicio de su programa solicitaban a los niños una y otra vez su respuesta diciendo: «Más alto, que no se oye», hasta que los niños se desgañitaban. Será que su silencio está diciéndoles a los suyos también: «Más alto, que no se oye».
Y qué cara se les quedará a los casquistas si al final la esfinge no dice nada.
María Carmen Iglesias Fernández, Oviedo
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