El fielato de Cogersa
En Oviedo cuando se va al punto limpio hay que pagar un peaje.
Un “alto” con manos sobre el coche, dos individuos que me detienen el paso. Y no son amables precisamente, voceando, gesticulando... Son dos caraduras obligándome a reciclar para ellos.
Desprenderse de este acoso en plena calle cuesta. Sentirse humillada con miradas y ademanes machistas es lo peor que me ha pasado en mucho tiempo. ¡Y por ir a reciclar!
Llamo a la autoridad, la autoridad me pregunta si me han agredido. ¿Acaso hay que pelearse para prohibir esa gente?
No me creo lo que estoy viendo. Un atasco para entrar a las instalaciones, la acera repleta de residuos, gente rompiendo electrodomésticos, cristales en el suelo...
La gestión parece una tomadura de pelo, si en este mismo periódico leemos que se gastan un millón de euros en un aula didáctica en Cogersa. Esto es decir a los asturianos que el dinero de todos se tira a la basura.
Personas increpando y mirando muy mal a la entrada del punto limpio es dejar por los suelos la invitación a ir a reciclar en familia como es mi caso.
La opinión pública debe conocer esta conducta, debe saber que el Ayuntamiento de Oviedo y Cogersa incumplen las ordenanzas y la ley.
Tienen mucho dinero para gastar en publicidad, pueden convencer, vender la salvación del planeta... pero la imagen es de quincalleros, ruines, maleducados, sinvergüenzas a las puertas de ese gran negocio llamado Cogersa.
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