El Kurdistán, ¿también traicionado en Madrid?
Si quieres entrar en la OTAN, tienes que ser antikurdo como la OTAN, dice uno de los análisis.
Y lo habíamos anunciado en el consejo de cooperación de Gijón: el chantaje de Turquía tiene que ver con atacar derechos del pueblo kurdo.
Nunca un acontecimiento político ha revelado el verdadero carácter antikurdo de la OTAN de forma tan explícita como el proceso diplomático de las últimas cinco semanas, desde que los dos países escandinavos, Suecia y Finlandia, solicitaron su ingreso en la OTAN.
Turquía ha logrado imponer sin mucho problema el perseguir a los kurdos y negarles derechos si participan en actividades políticas, deportarlos a Turquía a pesar del riesgo de tortura y muerte, suprimir sus organizaciones, símbolos y organización, confiscar toneladas de productos culturales de una cultura que ya está amenazada, etc.
Que, como ha ocurrido en Francia, deben socavar la exposición de los asesinatos de mujeres políticas kurdas por parte del servicio secreto turco en suelo europeo. Que deben prohibir las televisiones kurdas, como ocurrió en Dinamarca.
Sí, sin duda, los kurdos han impedido que el Estado Islámico se convierta en un Estado poderoso y, en cambio, se han unido a otros grupos de población para construir una democracia popular feminista.
Sí, de hecho, con eso los kurdos han evitado más ataques terroristas en Europa y en otros lugares, y así han salvado la seguridad y la vida de las personas.
Pero Suecia y Finlandia deben considerar a Turquía, y olvidar el resto. Y como todos los países de la OTAN juntos, Suecia y Finlandia deben vender armas y tecnología armamentística a Turquía, para que luego puedan ser utilizadas contra los kurdos.
Los kurdos están luchando por la democracia, la igualdad de derechos para hombres y mujeres, así como la de grupos étnicos y religiosos, por los derechos humanos y libertad en Kurdistán y Oriente Medio. Pero Suecia y Finlandia, que defienden estos valores, y se consideran países modelo de democracia occidental y estándares de derechos humanos, deben olvidar ese aporte de las personas kurdas.
Este es el marco del memorándum entre Turquía, Suecia y Finlandia, ocurrido en Madrid, una especie de traición, muy similar al ocurrido con el Sahara por parte del Gobierno español.
En España hay unas 1.500 personas kurdas, pero en Europa hay cientos de miles.
Según Faruk Doru, portavoz del movimiento kurdo, "lo que en verdad pretende Erdogan es aprovechar la distracción de Ucrania y las bazas que le da la posibilidad de veto para que Estados Unidos y los europeos den el visto bueno a una nueva ocupación de territorio kurdo en el norte de Siria. Lo que nosotros nos preguntamos es cómo puede un dictador pedir a dos países democráticos como Suecia y Finlandia que modifiquen sus leyes y sus constituciones para emprender una persecución racista de nuestro pueblo. ¿En calidad de qué y con qué autoridad moral puede reclamar a Estocolmo y Helsinki que detengan a nuestros refugiados?".
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