Desplante
Desde el momento en que se hizo público que la Selección Española de Fútbol optaba al Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2010, me mostré contrario a tal decisión y, más aún, cuando se falló a su favor. Decisión que, por supuesto, respeto al máximo independientemente de mi desacuerdo inicial y actual.
El jurado en su resolución hizo referencia a la victoria de la Eurocopa 2008 y, obviamente, a la del Campeonato del Mundo lograda el pasado mes de julio en Sudáfrica. Si bien es verdad que deportivamente hablando es lo máximo a lo que puede aspirar un combinado de fútbol, no es menos cierto que hay otras selecciones con mejor palmarés que la nuestra y también, por supuesto, una gran cantidad de deportistas internacionales que la superan en éxitos deportivos. Sin ir más lejos, el piragüista Manuel Busto cuenta en su haber con diez medallas de oro y cuatro de plata en los Campeonatos del Mundo de Maratón (es, simplemente, un ejemplo de los muchos que se podrían poner).
También es cierto que a la hora de conceder el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, además de considerar los logros deportivos, también se tienen en cuenta valores como el esfuerzo, la superación, el respeto, la promoción deportiva, etc. En este sentido, el jurado también hizo referencia en su resolución a la gran trascendencia social, popular y deportiva tanto en España como fuera de ella y a que los jugadores y técnicos han dado ejemplo de ansias de superación, espíritu de equipo, sencillez y compromiso con los valores del deporte.
Ahora bien, yo me cuestiono seriamente que los valores que transmiten ciertos jugadores que forman parte de la Selección sean los que defienden los Premios Príncipe de Asturias. Su labor profesional no sólo se desarrolla en la Selección sino también en sus respectivos clubes, donde es frecuente ver cómo intentan engañar o engañan al árbitro, cómo insultan a un rival, cómo menosprecian a la afición o a la prensa, cómo cuestionan incluso a su propio entrenador Todo ello, lamentable.
No obstante, asumiendo que el premio ya está decidido, también creo que todos los jugadores sin excepción deberían asistir a recoger el galardón, sin excusa. Unos premios de esta categoría, reconocidos mundialmente, no merecen un desplante como el que se avecina. Presuponiendo el deseo y la voluntad de los jugadores de asistir a la ceremonia, está claro que el egoísmo imperante en los clubes de fútbol es, en este momento, el mayor impedimento. Sabemos que el Real Madrid y el F.C. Barcelona, con sus entrenadores a la cabeza, alegan que sus jugadores juegan al día siguiente. Precisamente por eso, porque juegan al día siguiente y no el mismo día de la entrega de los premios, podrían perfectamente acudir y demostrar así su gratitud ante tal reconocimiento. Máxime teniendo en cuenta que, con los medios de los que se dispone actualmente, los jugadores pueden hacer el viaje de ida y vuelta a lo largo de la tarde del viernes y a continuación concentrarse con su equipo (al que así se lo requieran) o pasar la noche en su casa. Además, si Iker Casillas puede hacerlo (independientemente de que sea el capitán), los demás también.
Para finalizar, quisiera felicitar a la Fundación Príncipe de Asturias por su gran labor social y cultural, por sus iniciativas, por permitirnos ver de cerca a personalidades ilustres y por contribuir considerablemente a que el nombre de Asturias sea un referente mundial. Reitero mi respeto acerca de la decisión tomada en relación al Premio Príncipe de Asturias de los Deportes y espero que si el deseo de la Fundación es que todos los galardonados asistan a recoger su premio, éste pueda verse cumplido.
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