Ancha es Castilla
Hay personas que suspiran por adquirir notoriedad, por ser conocidas, por tener millones de seguidores y por hacerse “famosas”, bien por vanidad o por los beneficios económicos que les pueda reportar, y otras, que siendo ya famosas, no tienen el más mínimo interés en promocionar su imagen, sino más bien al contrario.
Ambas posturas son respetables porque dependen de lo que cada uno quiera hacer con su vida y con su imagen. Y es de la imagen, de la propia imagen, de lo que va esta carta. Del modo y manera y del grado de desfachatez e impunidad con la que se puede llegar a utilizar por otros con el máximo descaro.
El derecho a la propia imagen es un derecho fundamental protegido por la legislación española que consiste en la facultad exclusiva que tiene cualquier persona para captar, difundir o publicar su propia imagen y para oponerse a que otras personas lo hagan sin su permiso. Y es desde esta perspectiva desde la que se pasan todos los límites, porque para algunos el “ancha es Castilla” significa precisamente eso, hacer lo que les parece, lo que conviene a sus intereses y “aquí paz y después gloria”, porque nunca pasa nada y, en consecuencia, los listillos de turno se “van siempre de rositas”.
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