Catetas y catetos
Esta anécdota me la contó en su día mi librera de confianza. En cierta ocasión entró en la librería una clienta con la intención de encargar «La Regenta», «de Quevedo». «No, perdone», dijo mi librera, «‘La Regenta’ es de Clarín». «Ay, no, no», replicó la clienta, «el mi fíu apuntó de Quevedo». «No. ‘La Regenta’», dijo mi librera con toda su paciencia, «‘La Regenta’ es de Clarín». «Pues yo quiero ‘La Regenta’ de Quevedo», insistió la clienta.
Tras la celebración hace varios días de la 32.ª Cumbre de la Alianza, en Madrid, a mí me parece que, aun asumiendo echándole valor que Pedro Sánchez es mi presidente, estos días uno ha podido darse cuenta de que carece, tanto él como su mujer, del más mínimo tacto y de nuevo no han sabido mostrar la lealtad debida a Sus Majestades los Reyes, don Felipe VI y doña Letizia. Las imágenes de los saludos en el Palacio Real lo dicen todo: Sánchez y su mujer eluden hacerles el saludo protocolario (el hombre debe dar un apretón de manos e inclinar levemente la cabeza ante el Rey, y la dama, cuando le llegue el turno, debe doblar ligeramente su rodilla derecha).
Sin embargo, todo es diferente cuando Sánchez va a entrevistarse con el rey de Marruecos, donde se inclina y parece que todo son atenciones por su parte.
Si desde el puesto de presidente del Gobierno no se fomenta el respeto a nuestra Jefatura del Estado, en este caso a Sus Majestades, es difícil que los que nos movemos a pie de calle, y, sobre todo, la gente joven que llega a ver todo eso, tomemos ese mismo ejemplo del respeto. Si el señor Sánchez no respeta a quienes están por encima de él cómo vamos a respetarle nosotros. ¿En qué cabeza cabe?
Lo que graban las cámaras de televisión hoy, porque en la Edad Media esas imágenes no se veían, es el fiel reflejo de la persona. Y en este caso dos personas, Sánchez y su mujer, salían remolonas, desinformadas en el proceder, no sabiendo estar y, sobre todo, un tanto torpes como la lerda clienta que pedía «La Regenta» «de Quevedo» a mi librera de confianza.
Conclusión: creo que vivimos una actualidad en la que no tenemos un Gobierno. En España puede que solo nos estén dirigiendo unas catetas y unos catetos, aunque, eso sí, cobrando al mes lo suyo.
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