La justicia no está para frivolidades
Y menos para dirimir broncas de patio de colegio, litigios de segunda que no llevan a nada y que quitan en los juzgados un tiempo muy necesario para los casos serios.
Los expedientes se eternizan como consecuencia de la excesiva proliferación de determinado tipo de demandas que generalmente acaban en la papelera, que ocupan y distraen la atención de fiscales y jueces y que deberían plantearse en otras instancias.
No se trata, sin duda, de un tema menor, pero del mismo modo que para curarnos una herida superficial no deberíamos ingresar en urgencias hospitalarias, dada su saturación, y lo solucionamos con una visita al ambulatorio o la farmacia, los temas “menores” de carácter legal deberían tener otro tratamiento precisamente para evitar la saturación de casos en los juzgados, lo que ralentiza enormemente la administración de justicia.
Sé que no es sencillo encontrar una solución práctica para afrontar este problema, pero los magistrados no están para frivolidades y los juicios salen muy caros, por lo que habría que tomarse muy en serio este asunto. Si alguien quiere demandar a alguien por cualquier razón, aunque nos parezca frívola, está en su legítimo derecho de hacerlo, pero la justicia ordinaria debería disponer de una salida legal para resolver por otros cauces este tipo de casos, para que los juicios “serios” no se vean afectados, porque generan unos gastos y unos retrasos que, de algún modo, pagamos todos.
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