¡Qué hacen los bares por nosotros!
Con relativa frecuencia leemos en la prensa, oímos en la radio y vemos en la tele las “continuas quejas” de la hostelería. La comunidad, la ciudad, el pueblo no hacen todo lo que debieran para atraer turistas, esto es, clientes para mi bar. Los turistas que llegan gastan muy poco, piden sardinas en lugar de langosta. No encontramos cocineros, camareros, personal que trabaje mucho y gane poco y que se deje “manejar” a mi antojo. El Ayuntamiento nos cobra y controla las terrazas, no se dan cuenta que somos un servicio público, debería ser algo gratuito. Los clientes se enfadan porque subimos de inmediato los precios y que nuestros márgenes, por ejemplo en el vino, son exagerados, no saben la cantidad de gastos que tenemos.
¡Qué hacen los bares por nosotros! ¡Por no hacer no hacen ni rebajas como todo el mundo, coño! Aparte de atender con profesionalidad, atención y educación al cliente, como deben, ¿qué más hacen en favor del cliente?, ¿nada o menos?
Es evidente que los clientes tenemos la potestad para dejar de ir a ese, o al otro, o al de mas allá o quedarnos en casa. El problema es que nos gustan los bares, así que habrá que seleccionar muy mucho a qué bar ir. Que algunos bares se aten los machos, perder la clientela es cuestión de días, recuperarla pueden ser años o, más grave todavía, tener que bajar la persiana definitivamente.
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